Así fue la increíble ocasión en que Copa del Mundo original fue robada y recuperada

Con el Mundial a escasos 7 meses de dar su banderazo inicial con la inauguración ocurriendo desde el Estadio Azteca (ahora Estadio Banorte), la Copa del Mundo y específicamente su trofeo se convierten en uno de los objetos más preciados para cualquier futbolista además en una de las cosas de mayor valor que posee la FIFA, recordando también aquel momento en el que logró ser robada.

Uno de los episodios más insólitos e increíbles en la historia de los Mundiales se vivió cuando la Copa del Mundo fue robada a meses de inaugurarse Inglaterra 1966 con el trofeo Jules Rimet desapareció.

Un golpe que sacudió a Inglaterra previo al Mundial

El Jules Rimet se había encargado de coronar a todos los campeones desde 1930 hasta antes del Mundial del 66. Siendo 1.8 kilogramos de oro puro, el trofeo se había convertido en un completo símbolo sagrado del futbol mundial antes de ser sustraído de una bóveda de Londres.

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La policía británica, encabezada por Scotland Yard, organizó un despliegue masivo para evitar que los ladrones fundieran la pieza y la convirtieran en lingotes. Para las autoridades, perder el trofeo significaría no solo un daño económico incalculable, sino una humillación internacional justo antes de ser anfitriones del Mundial.

En ese momento, la presión mediática era feroz: Inglaterra, cuna del futbol moderno, había fallado en proteger el trofeo más importante del deporte.

La indignación de Brasil: “Eso jamás pasaría aquí”

Entre las múltiples reacciones internacionales, la más dura provino de la Confederación Brasileña de Deportes (CDB). Uno de sus dirigentes, Abrain Tebel, lanzó una crítica que dio la vuelta al mundo:

Eso en Brasil jamás hubiera ocurrido. Incluso los ladrones en Brasil consideran la Copa sagrada; robarla sería un sacrilegio.”

Las palabras reflejaban el enorme valor simbólico que la copa tenía en Sudamérica, especialmente después de los títulos brasileños de 1958 y 1962.

Pickles, el perro que devolvió la esperanza

Cuando la presión era insoportable y la FIFA temía lo peor, ocurrió lo inesperado. Pickles, un perro mestizo, encontró el trofeo envuelto en papel periódico bajo un seto en el sur de Londres. Su dueño alertó a la policía, y el hallazgo convirtió al animal en un héroe nacional, inmortalizado para siempre en la historia del futbol.

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Brasil se queda con el trofeo

Como había establecido Jules Rimet décadas antes, la selección que ganara tres Copas del Mundo tendría el derecho de conservar el trofeo para siempre. Brasil cumplió esa hazaña en México 1970, convirtiéndose en el guardián definitivo del Jules Rimet.

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El 3 de diciembre de 1983, un grupo de ladrones brasileños irrumpió en la sede de la Confederación Brasileña en Río de Janeiro. Pese a estar resguardado en un cofre blindado, el trofeo fue extraído sin mayores complicaciones. A diferencia del robo de 1966, esta vez el mundo no tuvo un final feliz o un héroe, ya que la copa no pudo ser recuperada.

Las investigaciones concluyeron que el trofeo habría sido fundido y vendido en el mercado negro, eliminando para siempre la pieza simbólica más importante de la historia temprana del futbol.