LA CASA DE LOS NARANJEROS

Cuando se inauguró el Estadio Sonora este lo hizo con la Serie del Caribe 2013 y luego vio campeón a los Naranjeros de Hermosillo en la temporada 2013-14; ya bajo el nombre de Estadio Fernando Valenzuela el equipo local se coronó en la 2023-24 y ahora albergará el Clásico Caribeño en su edición 2027.
En apenas 12 años de historia, el inmueble de la capital sonorense ya no solo presume de ser uno de los más modernos dentro de la Liga Mexicana del Pacífico, también ha sido testigo de grandes hazañas del equipo local y incluso vio campeón a los Yaquis de Ciudad Obregón cuando representaron a México en aquella Serie del Caribe con la que se estrenó.
Con capacidad para un poco más 17 mil espectadores, este recinto no es el más grande del circuito, sin embargo su particular diseño, que hace referencia a un ícono del Estado de Sonora, como es cráter de El Pinacate, hace de este uno de los más bonitos no solo de México, sino de América Latina.
Estadio Fernando M. Ortiz
El primer estadio de los Naranjeros de Hermosillo fue el Estadio Fernando M. Ortiz, conocido originalmente como la “Casa del Pueblo”.
Se construyó en 1934 y fue inaugurado en 1935, con capacidad para alrededor de 5,000 aficionados. Fue el escenario de los primeros juegos profesionales que jugó Hermosillo, cuando el equipo aún se conoce como Queliteros, en la vieja Liga de la Costa del Pacífico.
En ese estadio también se registró un hecho histórico: el primer partido con luz artificial para el béisbol de Hermosillo, el 5 de junio de 1953, gracias al trabajo de Rodolfo “Opi” Valencia Valle, entonces con apenas 15 años.
Los Naranjeros jugaron ahí desde su debut en 1945 hasta enero de 1972, cuando dejaron ese antiguo parque al pasar al nuevo Estadio Héctor Espino.
El Estadio Fernando M. Ortiz fue más que una sede deportiva: fue el punto de encuentro de una ciudad que empezaba a vivir el béisbol con pasión. Sus gradas de madera, el polvo del infield y el bullicio de la afición marcaron el origen de una tradición que aún late en Hermosillo.
EL SÍMBOLO DE HERMOSILLO
El Estadio Héctor Espino, inaugurado el 4 de octubre de 1972, es la catedral del beisbol en Hermosillo y fue hogar de los Naranjeros hasta 2013.
Con capacidad para 15,000 tras su remodelación de 1997, vivió tardes inolvidables: fue sede de varias Series del Caribe y recibió partidos de pretemporada de los Arizona Diamondbacks.
En su césped se forjaron banderines y leyendas naranjas; entrenadores como “Cananea” Reyes y Lorenzo Bundy condujeron campañas memorables que quedaron marcadas en la afición.
El último partido de los Naranjeros en el Héctor Espino fue el 6 de enero de 2013, antes de la mudanza al Estadio Sonora; desde entonces el inmueble vivió años de abandono y proyectos de remodelación y reapertura.
Más allá de resultados, el Héctor Espino ofreció imágenes imborrables: jonrones que callaron multitudes, relevos épicos y ovaciones para jugadores emblemáticos.
Hoy sigue siendo un símbolo emotivo del beisbol sonorense y la memoria colectiva de su afición.
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