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De la cruda al juego perfecto en la Serie Mundial: Don Larsen se fue de parranda con el dueño de los Yaquis de Obregón y horas después los Yankees le pidieron lanzar contra Dodgers

El exlanzador de los Yaquis de Obregón logró el único juego perfecto en la historia de la Serie Mundial, pese a que unas horas antes se había amanecido bebiendo.

De la cruda al juego perfecto en la Serie Mundial: Don Larsen se fue de parranda con el dueño de los Yaquis de Obregón y horas después los Yankees le pidieron lanzar contra Dodgers

El 8 de octubre de 1956, Don Larsen hizo historia en el beisbol al lanzar el único juego perfecto en la historia de la Serie Mundial, pero lo que pocos sabían entonces era que apenas unas horas antes había estado de parranda con el dueño de los Yaquis de Obregón y que ni siquiera sabía que le tocaría abrir ese día.

De Obregón a Yankee Stadium

Antes de convertirse en leyenda del beisbol, Larsen tuvo paso por México, donde jugó con los Yaquis de Ciudad Obregón en la temporada 1953-54 de la Liga de la Costa del Pacífico. En una entrevista concedida al Diario del Yaqui en febrero de 1954 y recopilada por la página “Historia de Hermosillo”, el pitcher estadounidense habló con sinceridad sobre su experiencia en el país:

Venir a jugar a México fue para mí una experiencia nueva. El pelotero mexicano es bueno, pero es flojo para entrenar y no cuida su condición”, dijo entonces.

El lanzador, que se preparaba para casarse en San Diego y luego reportar con los Orioles de Baltimore, recordó también lo difícil que había sido perder un juego en Hermosillo:

Ese juego lo tenía ganado con facilidad y lo perdí por demasiada confianza. Fue en realidad una buena lección”, confesó.

Larsen dejó una buena impresión en Obregón y se llevó “solo buenos recuerdos” del público sonorense. Años más tarde, esa conexión con el beisbol mexicano volvería a cruzarse en el momento más inesperado.

DON LARSEN con los Yaquis de Obregón en la antigua Liga de la Costa del Pacífico, años después, Larsen se convirtió en...

Publicado por Hablemos de Beisbol Hermosillo en Miércoles, 1 de mayo de 2024

La noche antes del juego perfecto

De acuerdo con el veterano periodista Juan Vené, el histórico juego perfecto del 8 de octubre de 1956 nació, literalmente, de una noche de parranda.

Un fan le preguntó alguna vez si era cierto que un pitcher borracho había lanzado un juego perfecto, a lo que Vené respondió:

Ya no estaba borracho, pero Don Larsen no había dormido en toda la noche porque andaba de parranda con el propietario de los Yaquis de Obregón, celebrando que iba a lanzar para ese equipo en el invierno de aquel año, 1956.”

Larsen, creyendo que no abriría el Juego 5 sino el 6, se desveló por completo. Sin embargo, al llegar al Yankee Stadium la mañana siguiente, el manager Casey Stengel le informó que sería el abridor.

El día que todo salió perfecto

El contexto no era menor. La Serie Mundial de 1956 entre Yankees de Nueva York y Dodgers de Brooklyn estaba empatada 2-2. Larsen ya había tenido una salida desastrosa en el Juego 2, donde apenas lanzó 1.2 entradas, permitió cuatro carreras y dio cuatro bases por bolas.

Pero esa tarde del 8 de octubre, con resaca o no, el pitcher se subió al montículo con una serenidad inexplicable. Retiró a los 27 bateadores que enfrentó sin permitir hit ni base por bolas, ponchó a siete y firmó la joya más recordada en la historia del beisbol: un juego perfecto que dio a los Yankees la ventaja 3-2 en la serie, que posteriormente ganarían 4-3.

Su receptor, Yogi Berra, inmortalizó la hazaña lanzándose a los brazos de Larsen en una de las fotografías más icónicas del deporte.

Un pitcher común que rozó la eternidad

Lo más curioso es que Don Larsen nunca fue una superestrella. En 1954, con Baltimore, tuvo una marca de 3 ganados y 21 perdidos, la peor de toda la liga. En 14 años en Grandes Ligas sumó 81 victorias y 91 derrotas, con un PCLA de 3.78.

Nada en su carrera indicaba que sería el autor de la mayor hazaña individual en una Serie Mundial. Pero el destino —y tal vez la parranda en buena compañía— lo colocaron en el lugar exacto, en el momento justo.

El legado de una noche improbable

Don Larsen falleció en 2020, pero su historia sigue siendo una mezcla de talento, suerte y una anécdota tan increíble que parece escrita para Hollywood: un pitcher que jugó en México, se fue de fiesta con el dueño de su antiguo equipo, amaneció sin dormir y terminó lanzando el único juego perfecto en la historia de la Serie Mundial.

El mismo hombre que alguna vez perdió un juego “por confianza” en Hermosillo, aprendió su lección. Y aquella tarde de octubre de 1956, en Yankee Stadium, todo le salió perfecto.

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