Se convirtió en el campeón más joven de Wimbledon y para él eso trajo una desgracia a su vida

Boris Becker, leyenda del tenis alemán, abrió su corazón en una entrevista con la BBC y confesó que ganar Wimbledon a los 17 años en 1985 no fue del todo una bendición. A sus 57 años, el exjugador admite que aquel título, que lo convirtió en el campeón más joven en la historia del torneo masculino, trajo una presión enorme que lo marcó para siempre.

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En 1985, Becker sorprendió al mundo al vencer a Kevin Curren en la final de Wimbledon, un logro que lo puso en la cima del tenis con apenas 17 años. “Aún era un niño”, dijo el alemán, recordando cómo ese triunfo lo catapultó a una fama que no estaba listo para manejar. Aquel título fue solo el comienzo: después vinieron cinco Grand Slams más, incluyendo otros dos Wimbledon en 1986 y 1989, consolidándolo como una estrella.

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El peso de la fama y el dinero

Pero la gloria llegó con un costo. Becker confesó que el éxito tan joven lo llevó a una vida de excesos. “Estaba demasiado acomodado. Tenía demasiado dinero. Nadie me decía ‘no’”, explicó. Con tanto a su alcance, el alemán admite que esa libertad sin límites fue “la receta para un desastre”. La presión por cumplir con las expectativas y el estilo de vida desenfrenado terminaron afectando su carrera y su vida personal.

Fuera de la cancha, Becker enfrentó varios retos. Problemas financieros y personales han sido una constante en su vida, incluyendo un episodio en 2022 cuando pasó ocho meses en prisión en Inglaterra. Fue condenado por ocultar cerca de 2.9 millones de euros en activos para evitar pagar deudas.

Lecciones desde el pasado

Reflexionando sobre su vida, Becker asegura que no se puede cambiar el pasado, pero sí aprender de él. “Solo puedes cambiar el futuro porque uno vive en el presente”, dijo con un tono de madurez.

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