Marco Antonio Barrera reveló que peleó “gratis” en la última pelea de la trilogía con el ‘Terrible’ Morales

La trilogía entre Marco Antonio Barrera y Erik Morales es una de las joyas del boxeo mexicano, llena de intensidad, sangre y emociones. Sin embargo, para el “Baby-Faced Assassin”, la tercera pelea de esta saga tiene un lugar especial, pero no por los golpes o la victoria, sino porque terminó siendo “gratis”. En una charla con David Faitelson en Faitelson Sin Censura, Barrera compartió una anécdota que dejó a todos sorprendidos.

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Barrera reveló que, para esa tercera pelea contra el “Terrible” Morales, le habían prometido una bolsa de un millón y medio de dólares, la más grande de su carrera hasta ese momento. “Era un buen retiro”, le dijo a su esposa, con quien incluso bromeó sobre el “color de sus ojos” al hablar de los billetes verdes. La pareja planeaba usar ese dinero para montar un negocio y cerrar con broche de oro su trayectoria en el ring.

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La emoción de Barrera era inmensa tras vencer a Morales en ese combate épico. Sin embargo, al bajar del ring, la realidad lo golpeó más duro que cualquier rival. Su abogada, Carla Díaz, quien ahora trabaja con Saúl “Canelo” Álvarez, le dio la noticia: “No hay cheque”. Los promotores, según Barrera, no habían manejado bien el tema de los impuestos, y el dinero que esperaba nunca llegó a sus manos.

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Un problema de impuestos

David Faitelson, sorprendido, recordó que los responsables eran los hermanos Maldonado, promotores de la pelea. Barrera explicó que el problema vino por una mala planeación fiscal. “No tenían una mala planeación en mi carrera, pero cambiaban contratos, hacían uno y pagaban otro”, dijo. El boxeador admitió que, en parte, su propia “ignorancia” sobre el tema de impuestos en Estados Unidos también jugó un papel, y le tomó años saldar esa deuda.

A pesar de no recibir la bolsa prometida, Barrera no se dejó consumir por la frustración. En lugar de eso, abrazó a su esposa y celebró la victoria sobre Morales como un triunfo personal. “Le ganamos”, le dijo, mostrando que, para él, el orgullo de vencer a su gran rival valía más que el dinero perdido.

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