María del Pilar Roldán: La primera mujer mexicana en ganar medalla olímpica, cambió el tenis por la esgrima inspirada por Los Tres Mosqueteros
La asombrosa historia de Pilar Roldán: la mujer que cambió el deporte mexicano para siempre y casi pierde su medalla olímpica por jugar limpio.

En la historia del deporte mexicano, algunos nombres están grabados con letras de oro. María del Pilar Roldán es uno de ellos, no solo por ser la primera medallista olímpica mexicana, sino por una travesía que comenzó con el sueño de una niña inspirada por una novela de aventuras. Su vida es un relato de pasión, fair play y la ruptura de barreras en una época donde el deporte femenino luchaba por su espacio.
De la Raqueta al Florete: El Sueño de una Mosquetera
La infancia de Pilar Roldán estuvo marcada por el deporte. Hija de dos leyendas del tenis nacional –Ángel Roldán, integrante del equipo de Copa Davis en 1934, y María Tapia, medallista en los Juegos Centroamericanos y del Caribe– el destino parecía dictar que seguiría sus pasos. De hecho, llegó a ser la número 3 en el ranking juvenil de México.
Sin embargo, el destino tenía otro plan, y llegó envuelto en las páginas de un clásico de la literatura. A los 10 años, leyó “Los Tres Mosqueteros” de Alejandro Dumas. La historia de D’Artagnan, Athos, Porthos y Aramis, encendió su imaginación.
Todo comenzó como un juego… Esa niña era yo. Había descubierto algo que me cambiaría la vida: Los Tres Mosqueteros... Y entonces nació en mí una pasión desmedida por la esgrima. Recuerdo que tenía un traje con capa y lo utilizaba para disfrazarme de mosquetera y jugar a los espadachines”, recordó.
A los 13 años, su hobby se transformó en una obsesión seria. Sus padres, aunque tenistas, accedieron a apoyarla. Su padre instaló una pista de esgrima en su casa y le compró todo el equipo necesario. No contento con eso, Ángel Roldán también se enamoró de este deporte, creando una singular dinastía familiar.

Una Trayectoria que Hizo Historia Antes de la Medalla
El talento de Roldán fue evidente rápidamente. Bajo la tutela del maestro italiano Eduardo Alajino, progresó a pasos agigantados. Su carrera estuvo llena de hitos históricos:
- Juegos Panamericanos de 1955 (México): Con apenas 15 años, compitió junto a sus padres, un hecho único e irrepetible en la historia de los Juegos, donde padre, madre e hija defendieron al mismo país.
- Debut Olímpico en Melbourne 1956: Participó en sus primeros Juegos Olímpicos a los 17 años.
- Abanderada en Roma 1960: Se convirtió en la primera mujer en portar la bandera de México en una ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos.
- Campeona Panamericana: Ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Chicago 1959 y Winnipeg 1967.
Su camino no estuvo exento de adversidad. Para Tokio 1964, el entonces presidente del Comité Olímpico Mexicano, General Jesús Clark Flores, decidió no llevar al equipo de esgrima argumentando que “no tenían calidad”. Este revés solo avivó su determinación para llegar a la justa olímpica que realmente importaba: México 1968.
México 1968: Primera Mujer en Ganar una Medalla Olímpica y una Lección de Juego Limpio
En los Juegos Olímpicos de México 1968, Pilar Roldán llegó a la final de florete individual. La final se disputó bajo el formato round robin, donde todas se enfrentan entre sí.
Tras dos derrotas iniciales y dos victorias cruciales, todo se definió en su último combate contra la sueca Kerstin Palm. En un momento de enorme tensión, Palm estaba a punto de ser descalificada por no presentarse a tiempo. Roldán tenía la oportunidad de aceptar la victoria por default y asegurar, al menos, la medalla de plata.

Pero el carácter de la mosquetera salió a relucir. Pilar Roldán aplicó el “Fair Play” e insistió a los jueces que esperarían a su rival para disputar el combate de manera justa, arriesgándose a perder y quedarse sin medalla.
Dicen que la gente estaba alborotada, pero yo me sentía aislada y no escuché nada. Hice un toque y así aseguré la medalla”, contó décadas después.
Finalmente, venció a Palm por 4-3. Con tres victorias y dos derrotas, y una mejor diferencia de toques que la húngara Ildiko Ujlary, María del Pilar Roldán se colgó la medalla de plata, haciendo historia como la primera mujer mexicana en subir a un podio olímpico.

El Legado de una Pioneira
Su logro abrió la puerta para otras mujeres. Dos días después, la nadadora María Teresa Ramírez ganó el bronce en 800 metros libres. Sin embargo, pasarían 32 años para que una mexicana, Soraya Jiménez, ganara el oro olímpico en Sidney 2000.
El fair play de Roldán no fue olvidado. En 2015, el Comité Internacional de Fair Play le otorgó un premio mundial por su actitud deportiva en 1968.
Incluso después de retirarse para formar una familia, Roldán volvió a sorprender: en 1983, con 44 años, ganó el Campeonato Mundial de Veteranos en Toronto, pero esta vez en la disciplina de espada.
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María del Pilar Roldán no solo fue una deportista excepcional; fue una pionera que demostró que la inspiración puede venir de los libros, que la grandeza está en competir con honor y que, a veces, los sueños de una niña con una espada de juguete pueden forjar leyendas de oro y plata.
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