El ‘Pollo’ Briseño revela qué hizo con el dinero que ganó en el Mundial Sub-17
El defensor del Toluca contó cómo gastó el dinero que ganó al ser campeón del mundo con México Sub-17... y su primera gran compra sorprendió a todos en el vestidor del Atlas.
Ningún futbolista mexicano puede decir que levantó una Copa del Mundo en el mítico Estadio Azteca, excepto Antonio ‘el Pollo’ Briseño, quien fue capitán en la conquista del Mundial Sub-17 de 2011. Hoy, más de una década después, el defensor ha contado con detalle qué hizo con el premio económico que recibió por aquel logro.
Invitado al podcast Capitán Financiero, junto a Oswaldo Alanís y Jorge Buganza, Briseño compartió su experiencia con el manejo del dinero desde muy joven. En esa charla habló sobre su evolución financiera, sus primeras compras importantes y cómo terminó apostando por los bienes raíces.
Uno de los momentos que más llamó la atención fue cuando contó cómo usó los 180 mil pesos que le dieron como recompensa por ser campeón del mundo. En lugar de ahorrar o invertir desde el principio, decidió cumplir un sueño personal: comprarse un BMW 135 a los 17 años.
“Me dijo mi papá antes de ser futbolista, ‘tú vas a comprar tu carro con tu dinero, yo te voy a poner la mitad, pero tú lo compras con tu dinero’, eso me lo dijo a los 12 años”, recordó Briseño.
Fui teniendo participación en el futbol y soy campeón del mundo, y me acuerdo que nos pagaron un cheque por ser campeones, nos dieron 180 mil pesos y firmé un contrato con Atlas con premios. Empiezo a hacer cuentas, mi jefe me dijo que me iba a dar la mitad y dije ‘muy fácil, me alcanza el BMW’”.
A esa edad, Briseño ya había recibido un vehículo de su papá para ir a entrenar con Atlas, pero no dudó en devolverlo para comprarse su propio coche deportivo:
Agarré el 135, a ver jefe aquí está. Mi jefe ya me había dado un carro cuando entré a las categorías del Atlas, entrenaba lejísimos y con 15 años ya me aventaban el carro. Después de que me dio el carro, le digo ‘este carro vale tanto, se lo regreso, con lo que había juntado me alcanza el BMW 135’”.
Pero al integrarse al primer equipo rojinegro, se topó con la realidad: no todos compartían su entusiasmo por el auto. Algunos compañeros lo consideraban un gasto innecesario, y no dudaron en hacérselo saber:
Llego al Atlas, campeón del mundo, me mandan al primer equipo y en mi 135. Volteaban los de Primera División y dijeron ‘este muchacho está desubicadísimo’ y ahí no entendía. Todos me decían ‘mejor cómprate un departamento’ y yo para qué quiero un departamento, tengo la casa de mis papás”.
Ese tipo de comentarios lo marcaron, y con el paso del tiempo empezó a tomar decisiones más conscientes. Años después, Briseño se convirtió en un firme creyente de las inversiones inmobiliarias. Hoy, gran parte de su estabilidad financiera proviene de los departamentos que ha adquirido.
El exjugador de Chivas y actual campeón con Toluca, también reflexionó sobre lo difícil que es para un joven futbolista manejar grandes cantidades de dinero sin guía adecuada:
El futbolista llega y está bien comprarse su carro, pero hay que ver dónde vivía antes. Porque muchos vivían antes en casa club, con su familia que tienen carencias, y vas y estacionas tu carro donde faltan muchas cosas, ahí sí está mal. Pero si estás bien, por qué no darte un impulso de que haces las cosas bien. El futbolista empieza a madurar antes, le exiges que a los 17 empiece a tomar decisiones financieras de un cabrón de 35, por el dinero que genera alguien de 35 años”.
A diferencia de otros compañeros de aquel equipo campeón juvenil, que no lograron afianzarse en el futbol profesional, Briseño ha mantenido una carrera constante. Y aunque no ha sido figura internacional, ha sabido administrar sus ingresos con visión a futuro.