Julio César Chávez revela por qué teme volver a Culiacán, lugar donde creció

Julio César Chávez, quien dominó el boxeo en su época dorada, ganando títulos mundiales en tres divisiones y dejando un récord imponente de 107 victorias en 115 peleas. Para muchos, es el mejor pugilista que México ha dado. Sin embargo, su vida no solo estuvo marcada por los triunfos en el ring, sino también por desafíos personales que lo llevaron a enfrentar batallas fuera de los cuadriláteros, como compartió en el podcast Un round más, conducido por Marco Antonio Barrera y Erik “Terrible” Morales.

Chávez nació en Ciudad Obregón, Sonora, un lugar que lleva en el corazón. “Nunca voy a negar la cruz de mi parroquia. Me voy a morir siendo sonorense”, dijo en el podcast. Sin embargo, fue en Culiacán, Sinaloa, a donde se mudó de pequeño con su familia, donde forjó su carrera y vivió sus mayores éxitos. En esta ciudad, Chávez se coronó campeón mundial y se convirtió en un ídolo para los sinaloenses.

La lucha contra las adicciones

La fama y el éxito trajeron consigo retos complicados para Chávez. Su adicción a las drogas se convirtió en una de las peleas más duras de su vida, incluso más difícil que cualquier rival en el ring. Esta lucha lo llevó a tomar una decisión radical: dejar Culiacán y mudarse a Tijuana, Baja California, para internarse en un centro de rehabilitación.

Me quedé en Tijuana por mi recuperación, porque fue donde pude vencer esa maldita adicción”, confesó.

Chávez reveló que una de las razones por las que no ha vuelto a Culiacán es el temor a recaer debido a las amistades de su pasado. En los años 90, durante el pico de su carrera, el boxeador convivió con figuras del narcotráfico como Amado Carrillo, los Arellano Félix, Joaquín “El Chapo” Guzmán, Juan José Esparragoza “El Azul” y Ismael “El Mayo” Zambada.

Tijuana no solo fue el lugar donde Chávez encontró la ayuda para superar sus adicciones, sino también donde decidió construir una nueva etapa de su vida. Actualmente, el exboxeador se dedica a apoyar a otros a través de sus clínicas de rehabilitación, como la Fundación Julio César Chávez, donde comparte su experiencia para ayudar a personas con problemas similares.