El llanto de unos, la alegría de otros
Al principio de la temporada ninguno de los jugadores lo imaginaba. Después de 30 partidos, el resultado final genera sentimientos sacados de una película de terror.
Kenworth se va a la intermedia. Su rendimiento nunca estuvo acorde a su historia, a su tradición y a una que otra expectativa de añejos y fervientes seguidores, aún así el futbol les dio la oportunidad de competir y buscar la salvación hasta el último encuentro de liga.
Se despiden de la Liga Urbana de Primera Fuerza, tras más de 20 años de permanencia y lo hacen de la misma forma en la que despidieron los últimos torneos, hundidos en la zona baja de la tabla.
La mañana del domingo fue una mañana triste, dolorosa para sus propietarios, División del Norte se convirtió en el verdugo final al propinarle a la franquicia de tracto camiones un doloroso 4-0.
El resultado puede engañar a quien no estuvo presente, pero Kenworth intentó, luchó una y otra vez pero el grito de gol nunca llegó, si tan sólo hubieran luchado así 15 jornadas atrás, tres torneos antes, si tan sólo Kenworth hubiese mostrado esos mismos deseos de mantenerse en primera antes, tal vez la historia fuese hoy diferente.
La incertidumbre con respecto al futuro cercano es lo único cierto hasta el momento en uno de los equipos de mayor tradición del futbol mexicalense, Kenworth aunque se sabía desahuciado aún hasta el pasado domingo nunca pensaron que fuesen a descender.
UN RESPIRO PROFUNDO, MUY PROFUNDO
El otro lado de la historia, se vivió en el Campo Azteca Mayos, el club Bachilleres-Baja no dependía de nadie más, solo de ellos, sacar los tres puntos ante un anémico Esperanza era todo lo que necesitaban para mantenerse en el máximo circuito.
Transcurrieron 45 minutos, el marcador no se movió, desde la banca
empezó el monitoreó hasta el campo División del Norte, mientras Kenworth no anotará, los jugadores de Bachilleres podrían estar tranquilos.
Arrancó el segundo tiempo y Francisco Nolasco desató el primer grito de júbilo que se tenía atorado desde hace un tiempo, Bachilleres ganaba 1-0 y al mismo tiempo Kenworth perdía por idéntico marcador, la oncena fluorescente jugaba un partido pero estaba presente en dos al mismo tiempo.
Minuto 62, Esperanza empata el encuentro, otra vez las caras, largas, otra vez la misma historia, una vez más a meterse en problemas innecesarios.
Sin embargo no pudo ser otro elemento, quien se vistiera de héroe, David Camacho, capitán e insignia de este club le devolvió el color al rostro a sus compañeros y porra, escasos minutos después cayó el tercero y entonces sí la fiesta se desató.
Catorce minutos después de que Bachilleres-Baja anotó el tercer tanto el silbante hizo sonar su ocarina y al mismo tiempo un profundo, muy profundo respiro, salió del pecho de los involucrados, con mucha fortuna y a la vez martirio, Bachilleres permaneció en Primera Fuerza.
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