Chivas rescata el empate 1-1 ante Leones Negros
Lo grita eufórico. Suelta de los pulmones la frustración contenida durante más de 80 minutos. En la tribuna vuelan vasos con cerveza. Unos se abrazan con otros. Levantan las manos. Sobre el césped. Omar Bravo es alcanzado por sus compañeros. Se funden en la algarabía del gol. Es el tanto que salva a Chivas. Es el 1-1 definitivo frente a los Leones Negros.
No se trata de un gol que trascienda más allá de una unidad sumada. Pero el júbilo es desbordado. Por una simple razón: cuando se lucha por mantenerse en Primera División, cada anotación es un tanque de oxígeno. Cada tanto significa vida. Y el Rebaño Sagrado ha salvado algo de eso, la tarde de este domingo.
El Guadalajara vuelve a la que fuera su casa por más de 50 años. En la tribuna casi llena del Estadio Jalisco tiene amplia mayoría, como era de esperarse. Pero en la cancha, los Leones Negros se paran mejor durante los minutos iniciales, para generar constante peligro, comandados permanentemente por su cuarteto ecuatoriano: Fidel Martínez, Jonathan Gonzáles, Fernando Guerrero, Juan Luis Anangonó.
Primero, un remate de Martínez sale descompuesto (‘5); enseguida, Gonzáles la prende como viene, pero se va por encima (‘8); más tarde, nuevamente Fidel que dentro del área conecta de zurda, Jair Pereira rosa, le quita fuerza para que Luis Michel controle (’21); finalmente, Guerrero, tras una pared con Fidel, manda un derechazo que se queda el arquero (’26).
No es que la Universidad de Guadalajara tenga demasiada claridad. Pero la velocidad de su ataque vuelve “loca” a la defensa de Chivas. Una y otra vez. Es constante el asedio. El Rebaño Sagrado tarda demasiado en entender que se trata de un partido directo en la lucha por evitar el descenso. Casi media hora después del silbatazo inicial, el cuadro rojiblanco hace al fin un disparo, desviado de Raúl López (’29). Así, es complicado pensar en un buen resultado.
Es hasta la recta final de la primera parte cuando intentan despertar los dirigidos por José Manuel de la Torre. Isaac Brizuela exhibe su velocidad. Se quita un par de rivales de encima. Conduce con precisión. Es su especialidad. No encuentra compañeros libres y decide hacerla solo. Derechazo a media altura. El arquero Humberto Hernández vuela, pero no alcanza. La redonda se va por un costado, al ’31.
Parece una inyección de ánimo. Carlos Fierro controla y enfila rumbo al arco. Opta por la individual. Conduce. Entra al área. Con una finta, supera la marca de Héctor Reynoso. Patea de zurda. Potente. El “Gansito” nada puede hacer. El poste se atraviesa en el viaje del esférico. Chivas se pierde el gol, al ’36.
En el arranque de la parte complementaria, el Guadalajara quiere dar muestras de vida. Jair Pereira se levanta más que nadie para conectar de cabeza un centro que viene desde el costado derecho. Es sólido el remate, pero se va por encima, al ’46. Pero el buen arranque se queda en espejismo.
Una vez más, como en otras tantas ocasiones, los errores individuales sentencian al Rebaño Sagrado. La marca por izquierda de Salcido es lenta. Jonathan Gonzáles lo supera hasta con facilidad. La pelota va al área. Salcedo no puede despejar. Fidel Martínez prolonga hacia atrás en busca de algún compañero a segundo poste. Luis Michel ha salido sin necesidad.
El arquero rojiblanco queda pésimamente colocado. Todavía Raúl López tiene oportunidad de reventar. Pero conecta tan mal, que le entrega la pelota a Fidel Martínez, con la portería descubierta y enteramente a sus pies. El ecuatoriano sólo tiene que empujar el 1-0 para los Leones Negros, al ’47.
El golpe anímico es duro para el Guadalajara. No tiene capacidad de respuesta. La UdeG empieza a tocar con facilidad. Lleva el esférico de un lado a otro. Chivas ve pasar la redonda. No ha logrado acomodarse en el terreno de juego. Pero los Leones Negros se muestran complacientes. Perdonan en lugar de sentenciar.
Anangonó controla dentro del área. Se quita de encima a Luis Michel. Dispara al arco, pero Carlos Salcedo tapa. El Rebaño Sagardo se salva del segundo, al ’56. El cuadro que administrativamente es local derrocha confianza. Fidel Martínez se da el lujo de poner de “cucharita” un servicio apra su compatriota Anangonó, que no es capaz de rematar atinadamente, dentro del área, al ’77.
Los minutos pasan y el nerviosismo se siente en el Guadalajara, que pelea por no descender. Por derecha es Isaac Brizuela quien levanta la cara para mandar el servicio al corazón del área. El recién ingresado, Aldo de Nigris, se levanta en busca del esférico. Lo peina para que alguien llegue a segundo poste.
Omar Bravo es quien aparece. Remata de cabeza. Supera al “Gansito” Hernández. Gol de Chivas. Explota el Estadio Jalisco, como en sus mejores épocas como casa del Rebaño Sagrado. Es apenas el tanto del empate, pero la tribuna lo celebra en grande. Cuando se lucha por la permanencia, cada anotación es vida. Eso explica la euforia desatada al ’83.
Para el capitán del Rebaño Sagrado, es el tanto número 117 con la camiseta del Rebaño Sagrado. Cada vez más cerca del récord. Hoy, se encuentra a sólo cinco anotaciones del legendario “Chava” Reyes, máximo anotador en la historia de Chivas. En este encuentro, no hay para más. Bravo ha salvado el empate y el Guadalajara se mantiene tres puntos por encima de Puebla, en la tabla porcentual.
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