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¿Y a ti y a mí, Ucrania qué?

Es conveniente entender al menos un poco de lo que está allá ocurriendo; por eso me interesé un poco en el tema

Ucrania, Crimea, Kasajistán… ¿y a nosotros qué? Más o menos los mismo pensamos tras el ataque a las Torres Gemelas en septiembre de 2001 y más o menos igual dijimos de la guerra de Iraq encabezada por Estados Unidos en 2003. Supusimos que aquello no perturbaría el curso de México, pero no fue así: El vecino del Norte, que comenzaba a consentirnos, de repente tuvo otras prioridades y nos pasó del primero o segundo lugar en preferencias a quién sabe qué sitio. Poco tiempo después el comentario general en México era que habíamos sido olvidados y los hechos subrayaron la importancia de que lo que sucedió tan lejos como en Afganistán e Iraq sí impactó en nuestro País. No será muy diferente lo que pueda pasar tras el conflicto actual de Rusia con Ucrania, enredo que involucra de entrada nada menos que a toda Europa y a China. Suponer que de eso no llegará nada para acá es una ingenuidad como igual fue suponerlo en 2003. Nos consta por los medios que semana a semana el mencionado conflicto de Ucrania no ha hecho sino atorarse más en su propio nudo toda vez que son más factores y más países jalando, cada uno por su cuenta, los múltiples cabos del nudo. Es conveniente entender al menos un poco de lo que está allá ocurriendo; por eso me interesé un poco en el tema, con el interés de un simple ciudadano común, lógicamente. Ucrania formó parte de la hoy extinta Unión Soviética y no quisiera verse de nuevo en las manos de Rusia, pero Rusia dice que Ucrania es cultural e históricamente como una sola cosa con ella y está dispuesta a recuperarla a como dé lugar, aunque sea por la fuerza, invadiéndola. Pero Ucrania, con 45 millones de habitantes y dos mil kilómetros de frontera con Rusia está, a la vez, próxima a países que preocupan al Kremlin, comenzando por Bielorrusia que por ahora se opone a Moscú y por varios países miembros de la OTAN, alianza que es una gran herramienta occidental con tanto armamento como quieran sus propios miembros, entre ellos las primeras potencias europeas y sobretodo Estados Unidos. Rusia ha puesto ya 120 mil soldados en su frontera con Ucrania y está exhibiendo al mundo entero su poder bélico en un lenguaje de imágenes que hoy frecuentemente es utilizado antes de entrar en acción. Estados Unidos y otros países de la OTAN están aproximando sus efectivos militares a la región. China por lo pronto mirando y sacando cuentas. Vladimir Putin no ha escondido sus intenciones sobre Ucrania y los aliados de la OTAN se dicen dispuestos a defender a Ucrania lo cual se interpreta como no dejar crecer a Rusia y de paso aprovechar la oportunidad para acercar lo más posible su influencia militar (de la OTAN) a la región y quizás allegarse de un aliado muy estratégico como lo sería Ucrania. Biden, por su parte, urgido de dar un golpe espectacular mostrando a los suyos que él colocará a su País en el mundo en un sitio mucho mejor que su antecesor y hoy opositor -Trump-, está también moviéndose y sumando votos entre sus aliados históricos y su Gobierno habla de aportar hasta 50 mil efectivos militares en Ucrania; por lo pronto van ocho mil. Este escenario que pende de frágiles pinzas parece haberse convertido en un nuevo campeonato de ajedrez entre Rusia y los Estados Unidos en donde una movida podría ser el gambito del gane o todo lo contrario. Y, de nuevo, suponer que lo que allá ocurra se quedaría solamente allá y nada llegará para acá, es tanta ingenuidad como pensar que un tsunami surgido a miles de kilómetros jamás tendrá nada que ver con nosotros. En este tiempo de viajes a Marte lo que pase en Ucrania y en México es como si ocurriera en barrios vecinos.

Médico cardiólogo por la UNAM.

Maestría en Bioética.

jesus.canale@gmail.com

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