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Virus respiratorios, peores que el crimen organizado

Se manifiestan por fiebre, tos y dificultad para respirar y en casos más graves complicaciones fatales.

Hasta Mickey Mouse se unió contra la amenaza de pandemia que tiene con tensión a China y muchos más países. No es para menos, pues las guerras que más vidas han cobrado a la población mundial han sido precisamente las causadas por esos diminutos e invisibles bichos: Los microbios. Entre ellos tenemos a los coronavirus, una familia de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado común hasta la neumonía grave. Se manifiestan por fiebre, tos y dificultad para respirar y en casos más graves complicaciones fatales. Hasta hace pocos días conocíamos seis tipos de estos virus; hoy sabemos de un séptimo, el “coronavirus de Wuhan” en alusión a la ciudad China de la cual salió. El bicho, que se presentó al mundo hace apenas cuatro semanas, ya brincó a varias ciudades chinas, otras más del lejano Oriente y ya dio el salto a Europa (Francia) y a nuestro Continente con el caso confirmado de un residente de Washington que viajó a China. La inquietud no es para menos pues muy fresco persiste aún el recuerdo del azote que la gripe aviar H1N1 provocó hace apenas 10 años ocasionando la muerte de 575 mil personas así como el dato bien sabido de que la gripe “simple” hoy cobra 650 mil muertes por año en el mundo. De hecho, hasta donde va por hoy el brote de Wuhan se informa que parece ser menos mortífero que la influenza común de esta temporada, pero esto no significa que tenga una importancia menor pues no hay manera por ahora de predecir con precisión su comportamiento en términos de propagación y mortalidad ya que para integrar un paquete estadístico se requiere más observación y mayor análisis numérico del fenómeno. Teniendo en cuenta la experiencia mundial con brotes recientes de enfermedades virales respiratorias se entiende que no es ninguna exageración adoptar medidas como las que ya asume China, que mantiene a decenas de millones de personas en cuarentena citadina, es decir, restringiendo la salida y entrada de lugareños y visitantes a algunas ciudades, así como las medidas que vienen tomándose en otros países en cuanto a la vigilancia de casos, revisiones en terminales aéreas, campañas de concientización, etcétera. Medidas similares adoptó el sector salud mexicano durante la pandemia de influenza o gripe AH1N1 en México durante 2009, que acumuló más de 70 mil casos confirmados de los cuales murieron casi mil 200. Recordamos que al principio del conflicto, en abril de ese año, cuando el tema se banalizaba y se politizaba, se percibió una campaña que acusaba de exageración y de siembra intencional de pánico a las autoridades mexicanas e incluso a la representación sanitaria mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero una vez que se fueron conociendo los resultados el convencimiento nacional y mundial de la realidad del caso México fue inevitable. Igual debe preverse hoy para China y el resto del mundo para el caso Wuhan, más especialmente porque también se trata, como en el caso México, de un virus no conocido antes como pernicioso para el ser humano. Una mirada al daño ocasionado al hombre por las enfermedades virales respiratorias revela de inmediato su importancia: En la última estadística mundial de homicidios dolosos, en 2017, se cuentan 464 mil muertes; muchas, sí, pero menos de las ocasionadas en el mundo por la gripe (influenza) que es la causante según la estimación de la OMS de entre 500 mil y un millón de muertes cada año. Suena así muy lógico que el parque de Disneylandia de Shanghai, en China, incluyendo sus 1,200 cuartos de hotel, decidió cerrar a partir de hoy sábado y por tiempo no definido para sumarse al control del brote infeccioso a pesar de ubicarse a 800 kilómetros de Wuhan. (Nosotros, por lo menos, tomemos en serio las vacunas).

Médico cardiólogo por la UNAM.

Maestría en Bioética.

jesus.canale@gmail.com

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