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Vacacionar en pandemia

Ya estamos en verano. En otros tiempos, algunos hacían planes para salir de vacaciones

Ya estamos en verano. En otros tiempos, algunos hacían planes para salir de vacaciones. La mayoría a un pueblo o una playa cercana. Otros elegían, por cercana, Arizona que fue nuestra, y es parte de nuestro entorno cultural. Unos cuantos podían viajar a la capital del País, Acapulco, la península de Yucatán y sus playas o hacer un periplo por algunas ciudades europeas, lujo que muy pocos podían cumplir

Pero este año peculiar, el segundo de la pandemia, viajar no parece prudente. Para todos los efectos, lo más seguro todavía, es diseñar unos días de asueto recluidos en casa, que en realidad es la práctica más común de la inmensa mayoría de las familias mexicanas incapaces de subsanar una estancia fuera del hogar.

La pregunta entonces es qué podemos hacer en estas semanas en las que, formalmente al menos, no tendremos obligaciones laborales. La respuesta resulta obvia: Quedarte en casa, pero con un matiz sugerente, aprovecha los días leyendo...

En mi caso, lo primero que se me ocurre si tengo un tiempo más o menos libre, es leer. No encuentro actividad más estimulante, a la par con el amor, o cocinar y degustar lo guisado. La situación en Cuba, que tiene sus problemas internos serios, sobre determinados desde hace décadas por las medidas unilaterales e ilegítimas del Gobierno norteamericano, me insta a sugerir la lectura pausada de algunos escritores originarios de la isla. “La Consagración de la Primavera”, de Alejo Carpentier, constituye un repaso novelado de la historia cubana en la primera mitad del siglo 20. Además del uso pasmoso del lenguaje, nos presenta una sociedad compleja que se va adaptando, sufriendo también, la dominación gringa primero, y luego la del periodo soviético.

Leonardo Padura, nacido en La Habana, es autor de algunas obras imprescindibles para entender su país. Les recomiendo las aventuras de Mario Conde, un detective, habanero a más no poder, honesto y cínico, amoroso, tragón y buen bebedor de ron. Conde nos pasea por la Habana, su gente y sus barrios en al menos seis libros: “Pasado perfecto”; “Vientos de Cuaresma”; “Máscaras”; “Paisaje de otoño”; “Adiós Hemingway”; y “La neblina de ayer”. Y aparece de nuevo, ya no como policía sino como librero, en “La cola de la serpiente”. Textos divertidos y además reveladores...

Si le gustan las novelas policiacas y busca un horizonte novedoso, hay un autor griego, Petros Markaris, que ha escrito una serie de novelas en las que el comandante “Kostas Jaritos” intenta desentrañar crímenes en Atenas al mismo tiempo que lucha contra la ineptitud burocrática y la corrupción frecuente en su país. Si desea una visión más cercana, busque y lea los libros de Elmer Mendoza, del mero Culiacán, en particular aquellos en los que narra las aventuras del “Zurdo Mendieta”, un detective peculiar en una región difícil, asolada por el narcotráfico. De alguna manera, Elmer nos coloca frente a un espejo y nos muestra lo que somos como sociedad, porque una buena novela policiaca debe ser apropiadamente descriptiva y con frecuencia es incluso etnográfica.

En Cataluña Jordi Sierra i Fabra escribe sobre las vicisitudes del inspector “Miquel Mascarell”, un policía honesto que sufrió trabajos forzados al inicio del franquismo, y nos retrata una Barcelona que intenta recomponerse después de la guerra civil y bajo la férula del generalísimo, en la que ser detective, hábil y además honesto, representa una amenaza para muchos oportunistas. Las novelas, con nombre de días y meses, en las que nos relata las aventuras del “inspector Mascarell”, son una delicia: “Cuatro días de enero”; “Siete días de julio”; “Cinco días de octubre”; “Dos días de mayo”; “Tres días de agosto”; “Nueve días de abril”; “Ocho días de marzo”; “Diez días de junio”; “Un día de septiembre y algunos de octubre”; “Algunos días de noviembre”; “Seis días de diciembre” y varias más...

Lean. Es tan divertido y aleccionador como viajar, pero más barato y desde su sillón preferido...

Ernesto Camou Healy es doctor en Ciencias Sociales, maestro en Antropología Social y licenciado en Filosofía; investigador del CIAD, A.C. de Hermosillo. Correo: e.camou47@gmail.com

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