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Sin crecimiento no hay felicidad

Cuando dichas necesidades básicas ya estén superadas, no sería necesario que la autoridad federal siga enfocada en el parámetro de la dinámica del PIB.

Mientras las necesidades primarias de la población en México no estén cubiertas, las estrategias gubernamentales para que la ciudadanía sea más feliz deben centrarse en el crecimiento económico.

Cuando dichas necesidades básicas ya estén superadas, no sería necesario que la autoridad federal siga enfocada en el parámetro de la dinámica del PIB.

Pero como en México la pobreza es secular y abultada, se hace obligatorio que la presidencia no renuncie a la medición del crecimiento para así promover la apertura de más empresas y la creación de empleos.

El caso es que sin crecimiento no puede construirse la ansiada felicidad que ahora promociona el presidente López Obrador.

Será hasta que se rebasen las necesidades alimentarias cuando habrán de sumarse a la ecuación macroeconómica, otras variables no materiales como: La esperanza de vida, la ausencia de corrupción privada y pública, la libertad individual, etc.

Según el Coneval, existen en México 61.1 millones de personas con un ingreso inferior a la línea de pobreza. De aquí, 52.4 millones de habitantes están en situación de pobreza (a secas) y 21 millones en pobreza extrema.

Las crudas cifras revelan que por lo menos la mitad de los mexicanos le batallan para cubrir sus necesidades primarias, por lo que urge que la economía no deje de crecer.

Y por lo que se alcanza a ver, sería dentro de unos quince años cuando se podría minimizar el renglón de las necesidades básicas, siempre y cuando la tasa de crecimiento flote sobre un 3%.

De ser así, para después del 2035 podría empezar a ningunearse en México el crecimiento del PIB y hasta entonces (no desde ahora),el Gobierno estaría en condiciones de sumar otras variables cualitativas para alinearnos a los países más felices del mundo como lo son ahora: Finlandia, Dinamarca, Suiza, Islandia y Noruega.

Los niveles de felicidad de estos cinco países enseñan una mezcla óptima de crecimiento cuantitativo y cualitativo (material y no material); cuando el primero supera al segundo se genera la “paradoja de la felicidad”, como acontece en las economías más ricas: EU, Japón y Alemania.

Por el contrario, cuando se busca más lo cualitativo sin considerar el soporte material (como quiere AMLO) el resultado es una “felicidad fantasiosa”.

DESCONFIANZA AL ALZA

La nueva cruzada presidencial contra la medición del crecimiento económico y su contraofensiva anti-inversionistas, le abona cada vez más a la desconfianza que se tiene sobre México.

Tal actitud también le aporta al desmoronamiento de las expectativas económicas de este año; el Bank of Americaen su nuevo estimado prevé una caída del PIB mexicano del 10%, dos puntos porcentuales abajo de su pronóstico previo.

Para el segundo trimestre (en el que estamos ahora inmersos) la estimación es un desplome del 40%.

Por si fuera poco, los inversionistas financieros han empezado a desplegar sus alas al deshacerse de más de 5 mil millones de dólares en títulos del Gobierno mexicano que habían adquirido en los primeros tres meses del año.

Luego entonces, ¿qué hace Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia, y los reconocidos asesores empresariales del mandatario?

O no están haciendo nada para orientar al mandatario en materia económica o de plano este no les hace caso.

Los amigos magnates del populista López Obrador son: Ricardo Salinas Pliego (Grupo Salinas, TV Azteca, Grupo Elektra y Banco Azteca) y Carlos Hank González (nieto del influyente político mexiquense del mismo nombre y presidente de los consejos de Banorte, Gruma, Grupo Hermes y Cerrey).

También, Miguel Alemán Magnani (Interjet y Grupo Alemán), Bernardo Gómez, de Grupo Televisa, Olegario Vázquez Aldir (Grupo Empresarial Ángeles y Grupo Real Turismo), Sergio Gutiérrez Muguerza (De Acero), Miguel Rincón Arredondo (Bio Papel) y Daniel Chávez Morán (Grupo Vidanta).

Este listado manifiesta que el “capitalismo de cuates” no ha desaparecido, más bien se ha transformado en el “socialismo de amigos”; entonces, las cosas han cambiado para seguir igual, o peor.

“TAN BIEN QUE ÍBAMOS”

Este domingo el Presidente dijo, “tan bien que íbamos y se nos presenta lo de la pandemia”.

Definitivamente el mandatario tiene otros datos porque antes de la llegada a México del coronavirus la economía nacional estaba en terreno recesivo; en los últimos tres trimestres el PIB ha retrocedido de forma sostenida.

El empleo se ha colapsado, la inversión pública y privada se atora, el consumo pierde fuerza y el comercio exterior se debilita. Sin embargo, el Presidente inexplicablemente irradia felicidad.

Sin crecimiento no hay felicidad

Javier Villegas Orpinela tiene maestría por el Itesm, economista UANL y diplomado en Northwestern University. Director de la revista Correo y profesor de Economía en la Unison.EFECTO MULTIPLICADOR

JAVIER VILLEGAS ORPINELA

jvillegas@correorevista.com

Twitter: @JvillegasJavier

Facebook: Javier Villegas Orpinela

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