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Presidente Biden, se acaba el tiempo

Para la hondureña Betty Mejía los presidentes Joe Biden y Donald Trump son lo mismo.

Para la hondureña Betty Mejía los presidentes Joe Biden y Donald Trump son lo mismo. Los dos la han deportado. En el último año ella ha tratado de cruzar ilegalmente cinco veces de México a Estados Unidos. Y las cinco veces ha sido detenida y deportada a México, junto con su hijo y su hija. Para ella, y muchos otros inmigrantes, nada ha cambiado en la frontera.

En junio de 2020, cuando Trump todavía era Presidente, “me tiré tres veces porque me decían que ‘sí están pasando’. Y yo entraba, y nada”, le dijo Mejía a Univision en Roma, Texas, poco después de intentar el cruce ilegal una vez más.

En un video aparece su hija pequeña con los pies enlodados y sin zapatos, que perdió en el peligroso cruce por balsa en el río Bravo.

Una de las políticas de deportación más injustas y arbitrarias que existieron durante el Gobierno de Trump, la llamada Título 42, sigue hoy vigente en la frontera Sur (aunque con modificaciones con las que se permite la permanencia de menores no acompañados). Esa orden, invocada por Trump por la pandemia, posibilita a los agentes fronterizos estadounidenses a expulsar inmediatamente a los migrantes sin darles la oportunidad de solicitar asilo. Se reportó que el Departamento de Seguridad Interna ha expulsado a casi 550 mil migrantes en este año fiscal. Pero ya es hora de que el presidente Biden termine con la herencia de Trump en la frontera.

En Estados Unidos más de 169 millones de personas -o el 63% de la población adulta- han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19. Y el objetivo del presidente Biden es llegar al 70% de los adultos para el 4 deSi la política de Trump hacia los inmigrantes se definió por su crueldad, el presidente Biden tiene la obligación moral de, por lo menos, escuchar las peticiones de inmigrantes como Betty Mejía. julio. Por lo tanto, ya no existe la emergencia sanitaria que dio lugar a las políticas de deportación extremas impuestas por Trump.

Hay que eliminar inmediatamente el Título 42 y normalizar el paso por la frontera entre México y Estados Unidos. Y si Estados Unidos dona millones de vacunas a las comunidades fronterizas en México, la apertura total de la frontera entre los dos países podría lograrse en poco tiempo.

Si la política de Trump hacia los inmigrantes se definió por su crueldad, el presidente Biden tiene la obligación moral de, por lo menos, escuchar las peticiones de inmigrantes como Betty Mejía.

Su plan de inversión de 4 mil millones de dólares en Centroamérica, para atacar el origen de la migración hacia el Norte, tomará tiempo en dar resultados. Lo que urge es un sistema humanitario que pueda atender a quienes están huyendo de la pobreza extrema, de la violencia y de las pandillas. Esa es la responsabilidad de Estados Unidos como superpotencia y como el líder económico indiscutible del continente americano.

También es urgente legalizar a millones de indocumentados, algunos de los cuales llevan décadas viviendo en Estados Unidos.

Esta es una promesa pendiente desde la amnistía otorgada por Ronald Reagan en 1986, que hizo elegibles de legalización a los inmigrantes que arribaron a Estados Unidos antes de 1982. Y la excusa, desde entonces, es la de siempre: Los republicanos no quieren considerar ninguna propuesta de legalización a menos que se asegure la frontera con México. Pero eso es prácticamente imposible con una línea divisoria de 3 mil 175 kilómetros y donde sólo en abril la Patrulla Fronteriza detuvo a más de 178 mil personas en su intento de entrar al país sin autorización. Esa frontera por naturaleza y por historia es porosa.

Cuando le preguntaron recientemente al senador demócrata Richard Durbin por qué no había progreso con los republicanos en sus negociaciones sobre inmigración, dijo sencillamente: “La frontera Sur”. Y parece que eso no va a cambiar. Es muy posible que los republicanos retomen el tema de la frontera -y la llegada de miles de refugiados y niños no acompañadospara tratar de recuperar el control del Congreso en las elecciones de 2022. Así que el presidente Biden y los demócratas tienen una sola opción para cambiar las leyes migratorias: O lo hacen solos o no va a pasar nada.

(Jorge Ramos, periodista ganador del Emmy, director de noticias de Univision Network. Ramos, nacido en Mexico, es autor de nueve libros, el más reciente es “A Country for All: An Immigrant Manifesto”).

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