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Oportunidad histórica perdida

Había un vacío de liderazgo en el hemisferio. Pero AMLO, de nuevo, le apostó a la política de polarización. Y perdió.

Oportunidades perdidas por no anticipar la profunda división política entre los países del hemisferio. O podría ser simple ineptitud y malos asesores. O tal vez el objetivo de Andrés Manuel López Obrador era pagar ‘deudas’ o ‘favores’ que le debía a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Bolivia que lo apoyaron en diferentes formas en los últimos quince años. También podría ser una respuesta a personas cercanas a él, que exigían que, por razones históricas y doctrinarias, tenía que darle un reconocimiento especial la 4T a Cuba, a los hermanos Castro. Y, claro, ¿por qué no permitir al presidente Miguel Díaz-Canel dirigirse a las Fuerzas Armadas mexicanas en el día más patriótico del calendario?

(Me pregunto qué hará el Presidente en el desfile militar de 2022 que ofenda aún más a las Fuerzas Armadas en su día).

O tal vez convocar a la Celac, permitir la entrada de Nicolás Maduro (un fugitivo de la justicia, según el Gobierno de Estados Unidos) y el discurso del Presidente de Cuba el 16 de septiembre es parte de una prueba para Marcelo Ebrard, una de las ‘corcholatas’ para asegurar su lealtad al Presidente, y a los ideales de la izquierda sesentera del partido.

Ya que estamos en materia de conspiraciones, tal vez todo esto se verá como un gran esfuerzo para sabotear la candidatura presidencial del canciller. Una de las ventajas que podría tener el candidato Ebrard sería su experiencia y sofisticación internacional y el hecho de ser un moderado político; características que serán importantes para el siguiente presidente de México si la tendencia de polarización y ataque al sector empresarial y la clase media continúa por parte de López Obrador.

Obviamente, los resultados de la Celac y las fotos con autoritarios y dictadores como Nicolás Maduro no auguran buenos vientos ni apoyo de electores moderados o la alianza electoral.

El sueño histórico de transformar a México en el líder de la ‘unión latinoamericana como una palanca para presionar a Estados Unidos y otras regiones del mundo, se esfumó la semana pasada. Entre sus sueños guajiros de la ‘mañanera’ el Presidente aseguraba que la convocatoria de la Celac uniría a los países centroamericanos, latinoamericanos y caribeños y la desaparición de la OEA. El Gobierno mexicano no sólo no se acercó a estos objetivos. Al contrario, López aseguró que continuará la división en el hemisferio, y México escogió públicamente ser parte de la camarilla autoritaria y minoritaria. El presidente López Obrador vinculó su legado histórico a Maduro y Díaz-Canel.

Había un vacío de liderazgo en el hemisferio. Pero AMLO, de nuevo, le apostó a la política de polarización. Y perdió.

En hacer esto, López Obrador debilitó la capacidad de México de negociar con Estados Unidos. Las palancas de petróleo, Cuba y hasta la preocupación del tráfico de drogas ya no le servirán a México para defender sus intereses ante la Casa Blanca.

A pesar de que claramente el hemisferio no es prioridad para la Casa Blanca en este momento, el equipo del presidente Joe Biden entendió el vacío de liderazgo y la necesidad de hacer una real convocatoria. La OEA ha quedado debilitada por el comportamiento del actual secretario general Luis Almagro por sus comentarios y decisiones. Por esta razón no podrá ser el foro para convocar al hemisferio.

El Departamento de Estado ya anunció que este año Estados Unidos será anfitrión de la novena Cumbre de las Américas, donde todos los líderes del hemisferio, incluyendo Canadá, se reunirán para discutir los temas que más aquejan la región: Pobreza, inseguridad, subdesarrollo y pobreza. Para el presidente Joe Biden no es un secreto que los temas que seguramente tendrán prioridad serán flujos migratorios y la influencia China en el hemisferio.

Inicia el debate si el presidente López Obrador estará presente o no en esta cumbre, pero la realidad es que ya no importa. Su participación o no, no impactará la reunión o beneficiará a México.

Una oportunidad histórica perdida.

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