Navidad para todos
Hasta hace pocas décadas había varios sitios del mundo en los que estaba excluida la celebración de la Navidad
Si bien es cierto que lo que significa para cada quien la Navidad no es lo mismo para todos y que su profundidad se vive a diferentes niveles según las personas, también es cierto que los signos externos con los que se reviste esa fiesta, en mayor o menor grado conducen a tenerla más presente en las múltiples comunidades que año con año la recuerdan y reviven en esta temporada prácticamente ya en todo el mundo. Hasta hace pocas décadas había varios sitios del mundo en los que estaba excluida la celebración de la Navidad, como por ejemplo en varios países de mayoría y Gobierno islámico y en otros pocos en los que el Estado constitucionalmente se definía ateo, concretamente bajo un régimen de socialismo real en tránsito al comunismo, como China y Corea del Norte, aunque en el primero de estos, aun cuando tal celebración no está plenamente permitida, sí se le percibe tolerada en la privacidad de los hogares y de hecho públicamente como una especie de sincretismo cultural por la asimilación de estilos de vida occidentales en los grupos jóvenes. En el caso de cada vez más países islámicos, paulatinamente se van tolerando celebraciones navideñas como una medida política pragmática de coexistencia pacífica de credos. El pueblo mexicano, mayormente cristiano como lo es igualmente el Estado de Sonora, celebra año con año la Navidad no sólo al interior de los hogares sino también con expresiones públicas tanto oficiales como manifestaciones colectivas independientes, no oficiales. Entre las expresiones públicas y comunitarias predomina el ornato navideño que adorna los poblados y ciudades, mayormente en sus bulevares y calles principales así como más notablemente en los zócalos o plazas concurridas. Los pueblos y ciudades de Sonora no son la excepción. Así tenemos para muestra nuestra ciudad capital, Hermosillo, que para esta ocasión, como en tantas y tantas precedentes, el Gobierno de la ciudad ha colocado unos 600 adornos en puntos muy visibles y visitados como los principales bulevares, ahora incluido el bulevar Morelos y el Progreso, la plaza Zaragoza y otras, haciéndose público que se aprovecharon estructuras y materiales de adornos ya fuera de uso de años pasados y que se adaptaron a fin de poder aprovecharlos, así como la iluminación ya típica de la Navidad haciendo formas de ángeles, santacloses, campanas, caramelos en bastón y otras. La radio emite con gran frecuencia contenidos de música y canciones navideñas mexicanas y extranjeras y los coros públicos lucen su repertorio de villancicos. Gran cantidad de hogares se adornan con motivos navideños y muchas personan sacan del clóset sus ropas invernales rojas y verdes para ir a tono con la fecha. Si bien en Hermosillo no han sido tan exhibidos los gorros y los guantes, en el Norte del Estado y en la sierra sí que lo han sido. Pero hay una vasta porción de pobladores del Estado que no tienen cómo vestir motivos de la época ni probar platillos de la temporada; muchos quizás sin el suficiente cobijo para entibiar sus noches y poder dormir tranquilos con el mínimo de confort. Ellos, al menos, tienen la oportunidad de pasear por su localidad viendo adornos y escuchando música y canciones propias del momento a la vez de confundirse entre la gente de su propio pueblo y sentirse uno con los demás. Y, pues, si no fuera así, de qué otra manera podrían “pertenecer” a la temporada que todos viven. Las expresiones navideñas, siempre y cuando manifiesten el verdadero sentido de la Navidad, elevan el poder inclusivo de esta fiesta que es para todos. El árbol que adorna el pasaje que está frente al Palacio de Gobierno del Estado y al Palacio Municipal de su ciudad capital (imagen adjunta) es una buena manifestación de que la fiesta de Navidad es para todos.
Médico cardiólogo por la UNAM.
Maestría en Bioética.
jesus.canale@gmail.com
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