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Los columnistas

A la memoria de Alejandro Nadal

Entramos en zona huracanada y sería deseable menos agresividad. ¿Será posible bajar la tensión entre los columnistas y el Presidente?

En todos los países hay periodistas apoyando o criticando al gobernante en turno. En México hemos vivido un tránsito monumental; bajo el autoritarismo, éramos una minoría quienes osábamos criticar al Presidente. Con la alternancia, se ampliaron bastante los márgenes y nos hemos ido al extremo opuesto. Influye el estilo presidencial y la existencia de audiencias interesadas en escuchar las voces críticas que tienen gran diversidad en enfoques, motivaciones y agendas.

La respuesta de la 4T ha sido diferenciada. Algunos funcionarios están dispuestos a tener un diálogo respetuoso y generalmente fructífero. En Gobernación, ha ido mejorando el profesionalismo del mecanismo encargado de proteger a los periodistas amenazados. Luego estarían los empeñados en descalificarnos con métodos muy diversos. Menciono tres.

Metiéndonos en el mismo costal. Para el Presidente “todos los columnistas” estamos contra él. Es una afirmación imprecisa por nuestra pluralidad y porque hay columnistas apoyándolo. Uno de ellos, se lanzó la semana pasada contra el “coro casi uniforme de columnistas” que realizan una “labor de zapa” para “minar la confianza” en la manera como el gobierno enfrenta la aciaga pandemia.

Estarían después, las campañas de desprestigio por redes sociales. Cada día me descalifican e insultan alrededor de 350 veces en Facebook y Twitter; cuando se publica esta columna rondan los 500 (el contrapunto es que hay un doble de lectores que aprietan la tecla del “me gusta”). Entre otras cosas, me llaman “calumnista”, “pinch... iluminado”, “mier...” y, por supuesto, “chayotero”. Alrededor del 70% parecería tener contrato para enlodar. Como el Presidente y muchos más también son injuriados con método y cadencia similares, se confirma la existencia de una industria asociada a la parte siniestra de la revolución digital.

Una innovación difícil de clasificar es la de los “youtuberos”. Estoy entre quienes valoran la utilidad de las mañaneras, aunque es llamativo el grupo de personajes que sistemáticamente se sientan en las dos primeras filas, para transmitir por YouTube lo que ahí sucede. Según Luis Estrada -pionero de la “mañanerología”- el Presidente los considera importantes, porque les ha concedido el uso de la palabra el 56% de las ocasiones. Deferencia incomprensible por su poco nivel de influencia: Tres habituales (Carlos Pozos (a) Lord Molécula, Sandra Aguilera y Marco Olvera) solamente tenían 28 mil 223 seguidores en Twitter después de 440 mañaneras. Un detalle para Guinness: Olvera logró que el Presidente dedicara 45 minutos a comentar una de sus intervenciones.

Pascal Beltrán del Río entrevistó a Luis Estrada en su programa de radio. Para Estrada, la función de los youtuberos es “desviar la [atención de la] problemática coyuntural” y servir de pretexto para que el Presidente ataque a empresas, personajes y “periodistas de medios que hacen preguntas difíciles al [P]residente”.

Si los desacuerdos entre columnistas y gobernantes son deseables e inevitables,¿cómo podríamos mejorar la civilidad? Quienes tenemos el privilegio de contar con tribunas, debemos apegarnos a los criterios de rigor y objetividad en el fondo y mesura en la forma; los gobernantes y quienes los apoyan, podrían dedicarle más tiempo a la crítica de los argumentos de los columnistas y olvidarse del mensajero.

Es también importante que los funcionarios estén dispuestos a hablar con claridad ante los medios. Por ejemplo, el viernes pasado Hugo López-Gatell dio una entrevista de 38 minutos en el programa de radio de Joaquín López-Dóriga. El subsecretario demostró conocimiento del tema, claridad en la estrategia y confianza en que tienen control de la situación (ojalá y tenga razón). Dos detalles reveladores: Ni López-Dóriga le preguntó por el Presidente o el secretario de Salud ni López-Gatell los mencionó. ¡Que cada cual lo interprete como quiera!

La salud de la democracia es tan importante como la derrota del coronavirus. Es un momento para la unidad dentro de la diversidad. Reduzcamos la estridencia, fortalezcamos la divergencia fundamentada en los hechos y la razón.

@sergioaguayo

Colaboró: Zyanya Valeria Hernández

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