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Judía e indígena

¿Qué tan enojona es Claudia Sheinbaum? ¿Qué tan indígena es Xóchitl Gálvez?

¿Qué tan enojona es Claudia Sheinbaum? ¿Qué tan indígena es Xóchitl Gálvez? El proceso electoral que atravesamos está perdido en uno de los peores circuitos de la polarización: el de la superficialidad, la banalidad de ver quién es la persona que mejor le cae a la votante, quién es el candidato que sacude el avispero, quién es la candidata que más pelada es o el candidato que tiene más barrio. Esto no es sano para las democracias ni ayuda a elegir a la persona que podría hacer mejor el trabajo en la Presidencia.

Hace algunos días Vicente Fox escribió un tuit en el que retomaba lo que ha sido la pobrísima conversación pública en el arranque de esta contienda. El ex Presidente escribió que de todas las corcholatas “la única mexicana” era Xóchitl Gálvez y afirmaba que Sheinbaum y Ebrard eran “judía búlgara” y “francés fifí”. Irónicamente eso escribió Fox, quien se benefició de que el artículo 82 constitucional se modificara para que alguien cuyo padre o madre era extranjero pudiese ser Presidente de México. Más allá de esto en las últimas seis semanas se ha frivolizado la búsqueda de la candidatura política más importante para el País y en parte esto tiene que ver con la ley electoral, pero también con el machismo enraizado en nuestra débil cultura política.

Sheinbaum tuvo que subir un acta de nacimiento para “demostrar” que sí nació en México, pero lamentablemente no señaló el antisemitismo de quienes critican que una mujer judía pudiese ser la primera Presidenta de México. Tampoco ha sido tema el que a la ex jefa de Gobierno la califiquen como “regañona, enojona, poco carismática”, que critiquen su cuerpo o que la vean como “un apéndice de AMLO”. Y es que así funciona el machismo en la política. A las mujeres siempre las miden con un doble rasero. Lo hemos visto en otras contiendas y en otros países, como en EU, donde varios medios se concentraban en hablar sobre el pelo largo de Hillary Clinton, en lugar de sus acciones como jefa de la diplomacia estadounidense, o en Nueva Zelanda donde el físico de Jacinda Ardern era tema de conversación pública en lugar de sus decisiones de Gobierno. A Sheinbaum la critican hombres de la oposición, como el panista Jorge Triana, porque “se enojó” en una entrevista. Lo que es enojo en una mujer en un hombre es asertividad.

Lo mismo le está ocurriendo a Xóchitl Gálvez. Morenistas la inundan de críticas porque se pone huipiles y eso es “apropiación cultural”, hay incluso algunos que mencionan que se está mimetizando con Beatriz Paredes en la forma de vestirse. Varias figuras de Morena también están criticando a la aún senadora panista por “decir que es indígena” o por “fingir que es pueblo” o porque “la están blanqueando y haciendo como un personaje de Disney” en sus videos hechos con inteligencia artificial. De nueva cuenta es el machismo y es la polarización, nutrida por ambos bandos, lo que mantiene la conversación atrapada en esos términos, pero además también la absurda ley electoral, que todos los partidos están violando.

La ley electoral no permite que se presenten propuestas en este momento y también prohíbe la promoción personal. La magistrada Janine Otálora ya intentó una discusión sobre el tema de la violación de la ley electoral, pero sus colegas magistrados avalaron los procesos tanto de Morena como del Frente Amplio. Por ello estamos viendo una verdadera simulación en las no campañas de ambos lados y la ausencia de propuestas. Estamos ante un concurso de popularidad plagado de discriminación y machismo. Un reality show de mala política. Lo único rescatable hasta ahora ha sido el llamado de Ebrard a debatir.

Cualquier cosa puede ocurrir en las próximas semanas tanto en Morena como en el Frente, pero hoy parece que por primera vez en la historia podríamos tener a dos mujeres compitiendo por la Presidencia de México. Si esto ocurre habrá que poner mucha atención en los contrastes y propuestas, más que en el ruido que genera la polarización y la enorme carga de machismo que se desatará si esa es la contienda.

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