Es confidencial: La oposición quiere salvar a México de AMLO
En el peor de los casos, regiones completas del País tendrán enfrentamientos violentos e ingobernabilidad debido a organizaciones criminales, movimientos sociales, insurgencia criminal, paramilitares, guardias blancas y pandillerismo debido al hambre y la desesperación.
Los escenarios son catastróficos. Seguramente el equipo político y de seguridad nacional del presidente Andrés Manuel López Obrador le habrá detallado cuáles podrían ser los diferentes escenarios en los siguientes doce meses: En el mejor de los casos -la fantasía que puede aspirar la 4T- es que Morena mantenga una muy pequeña mayoría y cuestionada mayoría en la Cámara de Diputados y tal vez alguna que otra gubernatura.
En el peor de los casos, regiones completas del País tendrán enfrentamientos violentos e ingobernabilidad debido a organizaciones criminales, movimientos sociales, insurgencia criminal, paramilitares, guardias blancas y pandillerismo debido al hambre y la desesperación. Estos fenómenos dejarán de ser exclusivos de las áreas rurales, sino se presentarán en formas importantes en zonas urbanas, incluyendo Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Este fenómeno de ingobernabilidad resultará un éxodo masivo de mexicanos que buscarán ingresar a Estados Unidos (que fue por 30 años la válvula de escape de desesperación y falta de oportunidades en México). Pero no sólo habrá una oleada de mexicanos llegando a la frontera, sino habrá un tsunami de centroamericanos y otras nacionalidades, teniendo una situación hasta más catastrófica, buscarán inicialmente refugio en México para cruzar, cueste lo que cueste, a los Estados Unidos, ¿Se pueden imaginar 200 mil personas en la frontera entre EU y México, buscando cruzar? Una población hambrienta, enferma y desesperada, con pocas posibilidades de cruzar legalmente o pedir asilo en Estados Unidos (sin importar quién sea el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y Joe Biden).
Organizaciones criminales, insurgencia, pandillerismo y movimiento de personas con hambre, desempleo, enfermos, y sin acceso a servicios médicos básicos tomarán control de diferentes partes de las ciudades y de las carreteras. Desabasto de comida, gasolina y medicina podría resultar porque simple y llanamente las carreteras y las vías férreas de un sector del País serán intransitables si no tienen el apoyo de las fuerzas armadas.
Las poblaciones en las grandes y pequeñas ciudades del País estarán organizándose en grupos de guardia blancas, paramilitares y comandos urbanos para defender sus negocios y hogares de saqueos masivos, y hordas de personas desesperadas, enojadas e indignadas.
Será ciudadano contra ciudadano. El Ejército, la marina, y la Guardia Nacional harán poco por detener estos grupos criminales. Su inactividad se deberá en parte por la política de abrazos y no abrazos del Presidente. Pero la realidad es que simple y llanamente no habrá suficientes elementos cuando la violencia se despliegue a todo el País. La prioridad tendrá que ser el abasto de alimentos, gasolina y medicinas, movimiento de bienes y valores (efectivo) la protección de estructuras críticas del País como los aeropuertos, bancos, pozos petroleros, torres eléctricas y de celular, aeropuertos, cárceles, hospitales y Palacio Nacional.
Los estados tendrán que encontrar la forma de mantener mínimo control sobre las ciudades con sus policías estatales y municipales. Esto obviamente será casi un esfuerzo imposible ante recortes masivos que recibieron los estados y municipios, gracias en parte por la austeridad republicana, pero también en parte porque la caída dramática de ingresos locales.
Por más promesas de repartir dinero y creación de empleo que ha hecho el Presidente, la realidad es catastrófica para la economía y la recuperación de empleos. La única forma de haber detenido o mitigado este escenario catastrófico era una alianza nacional, donde gobernadores y gobernadores, presidentes municipales, cámaras empresariales, sindicatos, académicos, sociedad civil, medios de comunicación y ciudadanos organizados, liderados por el Gobierno Federal y el Presidente, desarrollaran una estrategia de corto y mediano plazo.
De hecho, cualquier otro político hubiera visto este momento, donde lo que más se requiere es unidad y liderazgo, como una oportunidad de fortalecer opciones políticas para las elecciones intermedias.
Pero AMLO decidió que el Gobierno federal podrá mantener suficiente control del País, repartiendo pocos recursos cuando uno lo compara a la enormidad de las necesidades ante el desempleo, hambre y desesperación.
Tal vez esto explica por qué, a un año de las elecciones intermedias, y ante estos escenarios que le fueron presentados al Presidente, algún genio decidió “balconear” y debilitar a la oposición publicando la estrategia BOA. Nunca se había visto que un Gobierno le hiciera publicidad a la oposición y sugerirles una estrategia para desplazarlos del poder.
Pero con esta burda publicación asegura que el Gobierno federal y el Presidente no serán parte de una alianza nacional para “Salvar a México”, eso lo tendrá que hacer la nueva y fortalecida oposición, gracias a AMLO.
Ana María Salazar es analista política y experta en temas de seguridad.
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