Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas /

El robo de identidad

La vida diaria del individuo también ha cambiado mucho, ahora por ejemplo uno permanece conectado al trabajo las 24 horas...

"Las mentes grandes hablan de ideas. Las mentes corrientes hablan de acontecimientos. Las mentes mediocres hablan de personas",

Eleanor Roosevelt.

En una entrevista realizada a Stephen Covey le preguntaban cuál consideraba el principal cambio en este siglo XXI y contestaba que el cambio mismo: Da la impresión de que cada día hay una disrupción tecnológica; la incertidumbre económica está por doquier, y las relaciones del poder mundial cambian drásticamente y muchas veces de un día para otro.

El individuo también

La vida diaria del individuo también ha cambiado mucho, ahora por ejemplo uno permanece conectado al trabajo las 24 horas los siete días de la semana; antes se intentaba hacer más con menos, ahora se intenta hacer todo a la vez.

Sin embargo, afirma Covey, hay aspectos que no han cambiado y que no cambiarán jamás, como es el caso de los principios universales, tales como la justicia, la honestidad, el respeto, la visión, la responsabilidad, y la iniciativa siguen funcionando como las leyes naturales, como puede ser el caso de la gravedad.

Pero a diferencia de una roca que cae si la tiramos desde un edificio nosotros podemos elegir si queremos saltar o no. La ventaja que tenemos como ser humano es que poseemos los dones de la conciencia, de la imaginación, del autoconocimiento, y del libre albedrío.

Podemos diferenciar entre bien y mal, podemos detenernos y evaluar nuestra propia conducta, podemos con la imaginación diseñar nuestro futuro y crearlo. Y entre más utilicemos estos dones más crece nuestra posibilidad de elección, más libres somos.

Cuál es el problema

La cuestión hoy es que muchas personas intentan tomar atajos y sortear los principios que rigen la existencia: Queremos amor, pero sin comprometernos; tener éxito pero sin pagar el precio; tener dinero, pero sin ganarlo decentemente, estar delgados pero comiendo postre... y las recompensas del buen carácter se logran teniendo buen carácter, no hay de otra.

En la actualidad se habla mucho del robo de identidad, afirmaba Covey, pero el mayor robo de identidad no se produce cuando alguien nos roba la cartera, la tarjeta de crédito o hackea nuestros datos, sino más bien cuando olvidamos quienes somos en realidad y empezamos a creer que nuestra identidad depende de cómo quedemos en comparación con los demás, en lugar de reconocer que todos y cada uno de nosotros tenemos un valor y un potencial único e independiente de cualquier comparación. Y este tipo de robo es consecuencia de estar inmersos en una cultura de atajos, en la que nadie está dispuesto a pagar el precio del verdadero éxito.

Por eso se dice que el hombre cuando encontró el espejo empezó a perder el alma: Se ocupa más de su imagen que de su yo verdadero. Se convirtió en un producto del espejo social y trasladó al exterior el centro de su identidad y de su valía personal. Conclusión estimado lector: Prefiere regirse por principios o tomar atajos, prefiere desarrollar su potencial o que le roben su identidad. La decisión es suya. ¡Feliz domingo!

 

Octavio F. Ballesteros Navarro. Socio del Despacho Asesores Ballesteros.

octavio@ballesterosyasociados.com.mx. FB: asesores Ballesteros

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí