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Cucurpe y nuestra democracia

El caso Cucurpe merece un análisis de fondo porque refleja mucho de lo que es este País

El caso Cucurpe merece un análisis de fondo porque refleja mucho de lo que es este País. Édgar Palomino Ayón, un joven con carrera en el servicio público decidió que era el momento ideal para buscar la alcaldía del pueblo donde ha vivido por siempre.

Tocó puertas de los partidos y ninguna se abrió. El dilema de ser candidato independiente era complicado porque es más fácil sacarse el avión presidencial (y encima esperar que entreguen el premio, jaja) que juntar las firmas y esperar que las acepte la autoridad electoral. Mientras caminaba el tiempo de campañas, un día (a mediados de mayo) se le ocurrió una idea diferente: En cada boleta electoral hay un espacio para “otros candidatos”. Sonaba a una farsa de toda la vida, con la que los partidos y el Gobierno han jugado para justificar eso del derecho universal a votar y ser votado, pero podría ser por ahí.

Compró hojas de papel, imprimió su mensaje, las recortó y se lanzó a visitar casa por casa. Explicaba su situación, sus planes, y dejaba la hojita donde explicaba cómo votar por él. “En el espacio de abajo escriban Edgar Palomino Ayón”.

Mientras hacía su recorrido (su hermano lo llevó en su carro a los lugares más apartados), los “grandes” tenían sus campañas con mucho más dinero y el apoyo de las desgastadas “marcas”. Pero Édgar no se dio por vencido. Caminó y caminó y caminó día tras día.

Así llegó el 6 de junio y un total de 662 cucurpenses salieron a votar. Al momento del conteo, los funcionarios de casilla se encontraron con que 322 personas, el 48.64% habían puesto el nombre de Édgar en el lugar de “candidatos no registrados”. Manuel Villa, del PAN, tenía 288, el 43.50% y entre los otros tres apenas juntaban 36 sufragios (hubo una que solamente tuvo tres). El panista no alcanzaba a Édgar ni con los 16 votos que fueron declarados nulos.

Todos sabemos que la justicia indica que él debe ser el alcalde. La democracia más básica indica que recibió la mayoría de los votos. Que las autoridades (cualquiera a la que le toque) aceptan que cada boleta tenga, en su parte inferior, la leyenda: “Si desea votar por algún/a candidato/a no registrado/a, escriba en este recuadro el nombre completo”. Nunca se imaginaron que un día ese recuadro decidiría una elección. Era un espacio para justificar eso del “derecho a votar y…”

Así es como llegamos al momento actual. Una persona que no se registró, que “invirtió” menos de 500 pesos en hablar con los electores (ni dos pesos por voto le costó) recibió la constancia de mayoría.

Y también llega el problema. El partido en segundo lugar (en esta ocasión fue el PAN, a través de su alianza) decidió impugnar porque hay muchas cosas en juego. No conviene dejar este precedente para elecciones futuras. La partidocracia podría estar en jaque. Imaginen el peligro enorme que representa para todos ellos, para esa famosa “clase política”, que los ciudadanos que no estamos de acuerdo con partido alguno por considerarlos nefastos en diferentes escalas, tengamos una salida que no pueden controlar.

La Ley Electoral es a todas luces obsoleta y el caso Cucurpe la está desnudando. El PAN, como lo habría hecho cualquier otro partido, va a pelear con uñas y dientes porque al “sistema” (todos ellos, desde los “grandes” hasta sus satélites que cada tres años pierden el registro pero se reinventan) no le conviene.

El triunfo de Édgar Palomino Ayón debe ser defendido por el pueblo. Y no solamente por el de Cucurpe que legalmente lo eligió, sino por todos los sonorenses. Porque este caso es más grande y trascendente de lo que creemos para nuestra “egoísta y traidora clase media”, que según el Presidente tiene el descaro de estudiar, trabajar y prepararse para buscar un mejor nivel de vida. Y ese mejor nivel de vida está ligado a la necesidad de tener mejores opciones a la hora de votar.

LÍNEA DORADA

En 2016, AMLO tuiteaba: “Las noticias sobre crisis de México siguen llegando del extranjero. Hoy la principal del New York Times es contra EPN por Ayotzniapa”. Quién le diría que, cinco años después, el mismo medio pondría en peligro a sus presidenciables Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum. Un fuerte reportaje del NYT explica el origen del colapso de la Línea 12. Y todo apunta a un terremoto en la línea de flotación de la 4T.

Periodista sonorense, con 40 años de experiencia. Nieman Fellow ‘99, por la Universidad Harvard. Ganador del premio SIP opinión en 2008. Correo martineholguin@gmail.com

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