Cuando el oficio se va
La corrupción sigue ahí, sólo le cambiaron el color y la forma de “defenderla”
La corrupción rampante fue uno de los motivos, pero no el único, por los que el pueblo decidió que ya estaba bueno de los “partidos tradicionales”, los de siempre. Otro factor importante radicó en las mentiras, la demagogia tan gastada a través de los años. Promesas sin sustento, evasión de la realidad, frases efectistas sin fondo y ocurrencias del momento para salir del paso.
Los que tomaron la estafeta parecían haber leído bien al pueblo y no cometerían los mismos errores. Pero nos hemos topado con pared. La corrupción sigue ahí, sólo le cambiaron el color y la forma de “defenderla”. A Peña Nieto se le destruyó, con justa razón, por la ya infame "Casa Blanca" de la Gaviota. Aquellos que entonces gritaron más fuerte ahora quieren justificar el conflicto de intereses, tráfico de influencias e incongruencia de la casa en que vivía José Ramón López Beltrán, el hijo mayor de YSQ, y su esposa Carolyn Adams, ahora conocida como “la señora que al parecer tiene mucho dinero” (frase dicha por su propio suegro).
Nada cambia. Esta semana recordé aquel episodio de un Presidente que prometió un puente y cuando le dijeron que no era necesario porque ni siquiera había arroyo, espetó: “Pues también les hacemos el arroyo, faltaba más”. Ese “deja vu” me llegó porque en un evento con jóvenes premiados por el ISJ, el gobernador Alfonso Durazo ofreció trabajo a todos los premiados (alrededor de 30, según las crónicas). Como diría aquella canción ochentera, “no prometas lo que no será”. Para empezar, en dónde los va a colocar. ¿En serio existen más de 30 plazas disponibles en el Gobierno del Estado?¿Pensó si tenían el perfil para los puestos prometidos (en caso que existan)? Las ocurrencias no deben ser parte de los discursos. Seguramente se emocionó al estar frente a jóvenes talentosos y genuinamente pensó que debería darles trabajo. Pero el Gobierno no es agencia de colocaciones ni los muchachos deben recibir falsas esperanzas. No sé si los secretarios de Estado sepan qué van a hacer con ellos, los sueldos que ofrecerán y cómo harán para que se ajuste el trabajo a las horas de estudio.
Bonita la intención, pero no debe ser. Sonó a ese momento en que un chamaco se emociona en el antro y grita: “¡Una ronda para todos, yo la pago!”, pero resulta que no era un antro sino un evento oficial y él es el Gobernador del Estado. El origen de ese arranque puede ser noble, pero antes hay que analizarlo seriamente con el equipo porque entonces se convierte en mentira, en demagogia.
Y luego vino la fiscal Claudia Indira Contreras con la infeliz ocurrencia de presumir una baja de homicidios en Cajeme. Más tardó en decirlo que los criminales en ejecutar a seis personas un solo día en el Sur del Estado. Acto seguido apareció el cuerpo de un ex diputado local.
Quizá sus números le decían que, en efecto, en un lapso de tiempo hubo menos ejecuciones. Pero fue una insensatez presumirlo porque nadie lo cree. Ella podrá tener la estadística que quiera, pero el pueblo siente lo contrario y en política de Gobierno la percepción siempre estará por encima de la realidad. Como que en esta administración estatal no saben mucho de estrategia mediática. Deberían saber que Hermosillo, ¿Cómo Vamos? dice que, sólo en Hermosillo, el 54.2% cree poco o nada en las cifras del Gobierno. Y hay justa razón en ello porque mienten u ocultan información de manera sistemática.
¿Para qué tratar de minimizar un problema tan serio como la inseguridad que sigue sin freno? Lo correcto sería aguantar sus ansias de declaraciones y dejar pasar un tiempo razonable (cinco, seis meses) y, entonces, cuando haya disminución real, tanto en números como en la sensación, hablar de logros, de resultados.
Se llama “timing” político, consiste en encontrar el momento oportuno para cada acción, para cada declaración. Que no les gane la desesperación porque irán directo a un precipicio. Y luego volteamos al sector salud y la cosa se pone más seria, porque no hablan con claridad y consistencia del momento que vivimos en la pandemia. El silencio es la marca de la casa, a nivel estatal y federal.
Muchas expectativas tenemos los sonorenses con este nuevo Gobierno, pero hasta ahora se han enredado en la falta de oficio, la demagogia… y la negación de la realidad.
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