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Cuál es tu ilusión

Los primeros años de la empresa Phil tuvo siempre problemas de flujo, las ventas y la utilidad respectiva no eran suficientes.

"El problema no es que cometemos muchos errores, sino que cometemos muy pocos".                      
Phil Knight, 
fundador de Nike

Phil Knight era parte del equipo de atletismo de la Universidad de Oregon, y el coach del equipo era Bill Bowerman. Phil termina la carrera de Finanzas, hace una maestría en Stanford, y empieza a trabajar en una casa de Bolsa. Le va bien pero no está satisfecho. Él se da cuenta de que cuando hace ejercicio, concretamente correr, se siente muy bien y en paz consigo mismo. Y ahí empieza a hilar lo que será su pasión: Fomentar el deporte, el atletismo, a través de la venta de tenis. Y así contribuir a que las personas tengan más paz.
Se asocia con Bowerman, que tenía experiencia en el diseño de tenis, y fundan Blue Ribbon, una empresa comercializadora de tenis que a partir de 1971 se llamará Nike.

ESE FLUJO 
Los primeros años de la empresa Phil tuvo siempre problemas de flujo, las ventas y la utilidad respectiva no eran suficientes. Sin embargo, una empresa financiera japonesa de nombre Nissho le empieza a financiar sus compras, ya que estas las hacía en Japón. En el departamento de Finanzas había un slogan que decía “primero Nissho”, en el sentido de que por ningún motivo se dejaba de pagar el abono mensual, ya que está empresa era la fuente de financiamiento. En una ocasión le advierten a Phil que el abono del mes tiene que ser de un millón de dólares, y entonces les advierte que lo empiecen a apartar. Faltando un día para hacer el pago, el FBI, por una sospecha injustificada, manda al banco congelar la cuenta de Blue Ribbon por creer que la empresa lavaba dinero.
Phil, totalmente desconcertado por lo que le dicen en el banco, se encamina a las oficinas de Nissho para explicarles que no les iba a poder pagar y que además necesitaba otro millón de dólares para seguir operando.

QUÉ HACE NISSHO
Mr. Itto, director de la financiera, se queda atónito cuando escucha el relato de Phil. Programa una visita a Blue Ribbon y exige que le planteen la situación completa de la empresa junto con toda la información financiera al día.
Después de revisarla, habla con Phil y le pide que organice una reunión con los directivos del banco donde tiene la cuenta. Se programa la reunión y lógicamente está toda la plana mayor del banco en la misma. Phil llega acompañado de Mr. Itto. Éste queda sentado enfrente al director del banco y le pregunta cuánto es lo que le debe al banco el señor Knight. El banquero accede y le pasa una nota con el importe. Itto lo revisa y comprueba que coincide con el dato que él tiene (no como está pasando en nuestro País últimamente). Acto seguido Mr. Itto saca un cheque, lo llena y se lo entrega al banquero y le pide que cancele la deuda de Mr. Knight. El banquero gustoso le dice que sí, que mañana sin falta lo hace. Mr. Itto le contesta que de ninguna manera, que hoy mismo quiere que cobre el cheque y cancele la deuda. El banquero acepta. Knight, que no sabía que eso iba a suceder, esboza una sonrisa. Al levantarse y despedirse, Mr. Itto le informa al banquero que está enterado de que su grupo en Japón anda interesado en comprar dicho banco y el funcionario le dice que efectivamente así es. Entonces Itto le aclara que les puede ir avisando a sus directores que la operación está cancelada. Entonces Phil sí suelta ya la carcajada a todo pulmón.

CONCLUSIÓN
Estimado lector: En todo proyecto que uno inicia se necesita tener mucha convicción, mucha acción, y mucha fe de que se va lograr. Y lógicamente hay que tener ilusión por realizarlo. Si el deseo de Knight de que todo mundo haga ejercicio no hubiera sido en serio, Nike actualmente no existiera. Y el problema radica a nivel social: Desafortunadamente la mayoría de las personas económicamente activas no tienen ilusión en su labor profesional, anda en modo automático. Y eso no es lo mejor. Estimado lector, ¿cuál es tu ilusión?
El pasado viernes falleció don Eugenio Larrinaga Gastélum, quien fuera un exitoso empresario tanto en el ramo agrícola e inmobiliario, pero que primordialmente junto con Colin, su mujer, formó una estupenda familia: Sus hijos Eugenio y Norberto, que lo secundan en sus negocios, y sus hijas María Eugenia, Fátima y Claudia.
Tuve la dicha de conocerlo hace muchos años, y curiosamente a pesar de la diferencia de edad nos hablamos con mucha confianza. Él me decía Ballesteros y yo le decía "Cheno", es por ello que me animo a decir: Descanse en paz, mi "Cheno". ¡Feliz domingo!

Octavio F. Ballesteros Navarro. Socio del Despacho Asesores Ballesteros. Focalizados en planes de ahorro y protección y deducibles.


 

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