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Comentarios a sumando inteligencias

En las empresas de nada sirve la inteligencia artificial si detrás no hay un empresario que decida.

En las empresas de nada sirve la inteligencia artificial si detrás no hay un empresario que decida.

En mi artículo “Sumando inteligencias” yo finalizaba diciendo que me apunto a la corriente de que el futuro pasa por la suma de inteligencias; entendiendo que se “suman” inteligencia natural y diversos sistemas expertos de la llamada inteligencia artificial (IA).

En cosas muy concretas las máquinas serán mejores, pero, cuando se trate de decidir en contextos de complejidad, confiaremos en las personas.

El ser humano consta de cuerpo y alma, materia y espíritu. En lo corporal podemos crecer o avanzar poco. En lo espiritual no conocemos el límite de todo lo que podemos crecer o avanzar.

Con mi mano puedo golpear poco. Con un martillo puedo golpear mucho más, pero el uso del martillo no incrementa la fuerza de mi mano: Sin el martillo mi mano es tan débil como siempre. Con el ojo, el oído y el tacto se puede avanzar un poco más, como al educar el ojo para mirar bien por un telescopio o un microscopio; o al educar el oído para escuchar bien la música; o al educar el tacto para leer en braille.

En lo mental o incluso espiritual podemos avanzar muchísimo. Pensemos tan sólo en el aprendizaje de varios idiomas, y en el aprendizaje en general. En lo mental es típico el crecimiento en Matemáticas y en Lógica.

En los años 50 los alumnos de ingeniería todavía usaban reglas de cálculo. Luego surgieron las calculadoras electrónicas, luego las científicas e incluso las programables. Con el uso de esos instrumentos la mentalidad matemática avanzó considerablemente, pudiendo manejar cuestiones numéricas sólo mentalmente.

Consideremos tan sólo el desarrollo del number sense. En cambio, la mano no avanza con el uso del martillo; sin él es tan débil como siempre.

En Lógica la situación es más notoria. Hay lógica natural y Lógica sistemática, que es el desarrollo de la lógica natural, con la cual todos diariamente razonamos. La Lógica es a la vez teórica y práctica. Teóricamente, en su forma moderna, es la más rigurosa de todas las ciencias; en la práctica es el instrumento de las ciencias. La Lógica rigurosa requiere trabajar con papel y lápiz, pero se usa poco con ese rigor en la realidad, incluso por los científicos, y aun por los matemáticos. Lo que sucede es que al estudiar la Lógica sistemática, se desarrolla y crece la lógica natural, pudiendo entonces tratar cuestiones lógicas sólo mentalmente. Mencionaré dos experiencias tenidas por nuestro asesor filosófico (Paulino Quevedo).

Le insistieron que diera un curso de Lógica moderna en la maestría del Ipade, en México; él no quería darlo por parecerle inoperante para administración de empresas. Pero accedió y lo dio. La evaluación de los alumnos (muy estudiosos) fue que el curso estuvo muy interesante, pero que no le veían utilidad alguna en la maestría del Ipade, donde dicho curso no se volvió a dar, para regocijo de Paulino.

Le pidieron que diera ese mismo curso a los alumnos de cuarto año de la carrera de Matemáticas en el ITAM. La evaluación de los alumnos (muy estudiosos) fue que el curso estuvo muy interesante, pero que los matemáticos solían trabajar con mayor intuición. Que esa Lógica era tan rigurosa, que para ellos era una aplanadora demasiado pesada. En los dos casos se trató de la parte más elemental de la Lógica sistemática, es decir, la lógica de las proposiciones.

La realidad es que con el estudio riguroso de la Lógica sistemática, la lógica natural crece tanto, que no suele requerirse el manejo del rigor lógico con lápiz y papel. Aun los matemáticos trabajan con su lógica natural, así avanzada.

El uso práctico de la Lógica, gracias a circuitos integrados, dio lugar a las computadoras, a Internet, y finalmente a los sistemas expertos de la IA. Pero es la lógica natural de la inteligencia natural, la que permite al ser humano trabajar con la IA. No es nada novedoso; son los mismos criterios en niveles superiores.

En las empresas es el empresario quien decide qué sistemas expertos usar y cómo usarlos. Y es él quien decide el rumbo de su empresa y su lugar y diferenciación en el mercado.

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