Aprendiendo a dialogar
Una vez más nos enfrascamos en un pleito áspero en esta familia empresaria. Nuevamente brotaron los espíritus infantiles entre sus miembros.
¿Será que ya no podemos cambiar en nuestra familia?
Las pautas de comunicación en familia son difíciles de modificar. Vamos creando hábitos, mañas y patrones que luego ni recordamos de dónde surgieron y se convierten en patrones casi inamovibles. A veces también nuestras personalidades y temores reafirman esos patrones y se quedan para siempre… a menos que nos hagamos conscientes de ellos y nos propongamos modificarlos.
Una vez más nos enfrascamos en un pleito áspero en esta familia empresaria. Nuevamente brotaron los espíritus infantiles entre sus miembros. El desgaste otra vez fue fuerte. Las desavenencias una vez más triunfaron sobre la madurez.
Empecemos por preguntarnos si hay realmente buena comunicación en nuestra familia. Las siguientes son algunas cuestiones que definen pautas enfermizas de comunicación en la familia. Nuestro tiempo de diálogo evita la intimidad, de cualquier tipo. No compartimos sentimientos, parece prohibido. No nos tenemos confianza, al contrario, nos es más fácil dialogar con terceros. Fácilmente buscamos quién tiene la culpa o quién es responsable de algo que pasó. Fácilmente nos faltamos al respeto, y ya ni cuenta nos damos. No somos capaces de negociar con serenidad, fácilmente nos molestamos y perdemos la serenidad.
Estas formas patológicas de comunicación familiar pueden y conviene que sean transformadas en formas que faciliten la comprensión y el entendimiento mutuo. Si no hacemos nada, permitimos que nuestra convivencia sea desagradable, y que nuestra capacidad de diálogo sea superficial e insana.
No nos asustemos por esto. Es más común de lo que imaginamos. Recordemos que en los negocios familiares construimos juntos a pesar de nuestras diferencias. No son las discrepancias un obstáculo para poder vivir en armonía y tomar decisiones sin aplastar a los demás.
María José Roldán, del sitio español vix.com, nos comparte algunos criterios prácticos para mejorar nuestra comunicación en la familia. Se los comento:
Lo primero que necesitamos cambiar es nuestra actitud. Pensamos que son los demás los que tienen que cambiar. Eso está fuera de nuestro control y muestra nuestra inmadurez. Yo soy a quien yo puedo controlar. Yo soy mi responsabilidad. Aceptemos con seriedad que nosotros podemos cambiar y mejorar. Si yo modifico algunas actitudes seguramente influenciaré positivamente a los demás. Decir que ya estamos cansados de los otros no es más que un pretexto para justificar nuestros comportamientos adolescentes.
Mostremos interés verdadero por lo que los demás tienen que decir. Dejemos de interrumpir cuando el otro habla. Esperemos hasta que el otro termine de expresar por completo su idea. Escuchemos atentamente lo que está intentando expresar. Concentrémonos en escuchar, en entender, en comprender.
Mostremos respeto por los sentimientos de los demás y procuremos descubrir sus motivos e intenciones. Nuestra capacidad de faltar al respeto a nuestros más cercanos es casi infinita. Tenemos mil formas de pisotear al otro.
No hagamos prejuicios negativos, no saquemos conclusiones antes de tiempo. Primero preguntemos, con delicadeza, si lo que nos dicen lo estamos interpretando y comprendiendo bien. Demos oportunidad a que la otra persona madure su idea y su expresión.
Trata de evitar las críticas, y mejor construye con las ideas de los demás. La crítica sólo cierra la posición y agria la actitud de los otros. Una postura propositiva siempre acercará las posiciones, invitará a abrirse y dialogar con más confianza, y propicia llegar a acuerdos.
En las empresas familiares es normal que haya diferencias. No nos lamentemos por ello si en nuestra familia las hay. Muchas divergencias que parecen insalvables sólo requieren de negociadores maduros e inteligentes para resolverse. No somos iguales, aunque vengamos de la misma sangre y la misma crianza. Asumamos seriamente una posición sensata y juiciosa. No hagamos berrinches ni corajes inútiles y desgastantes.
Aprendamos a dialogar de verdad.
c_dumois@cedem.com.mx
http://www.cedem.com.mx
CarlosA.DumoisesPresidenteySocioFundadordeCEDEM.
* “Dueñez®”esunamarcaregistradaporCarlosA.Dumois.
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