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Águila, vives; sol, mueres, y ¡tan tan!

¿Si tienes 60 años o más te gustaría que tu vida dependiera de un volado? ¿Si eres menor de 60 y tus padres son adultos mayores, te gustaría que la vida de alguno de ellos dependiera de un águila o sol?

¿Si tienes 60 años o más te gustaría que tu vida dependiera de un volado? ¿Si eres menor de 60 y tus padres son adultos mayores, te gustaría que la vida de alguno de ellos dependiera de un águila o sol?

Seguramente no te gustaría, pero eso es precisamente lo que podría ocurrir en caso de que tú, si eres mayor de 60 años, o tus padres, si también sobrepasan esta edad, enfermaran gravemente de Covid-19 y que para poder respirar tuvieran que ser conectados a alguno de los escasos ventiladores que hay en nuestro País (entre 6 mil 400 y 7 mil para una población de entre 120 y 130 millones).

El 27 de febrero pasado, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, Hugo López-Gatell, dijo: “Vamos a redondear, que México tenga 120 o 130 millones de habitantes (…) y por lo tanto estaríamos hablando de 75, 78 millones de personas infectadas; y de los infectados, cerca de un 10 o 12% podrían tener síntomas (…) unos ocho a 10 millones de personas con síntomas de los cuales podríamos tener que un 2 a 5% pudieran tener enfermedad grave”.

Es decir, de acuerdo con los porcentajes que mencionó López-Gatell, el número de enfermos graves de Covid-19 sería de entre 1.5 y 3.9 millones, dependiendo de si es el 2% de 75 millones de infectados o el 5% de 78 millones.

Ahora bien, hasta ahora, de acuerdo con el mismo funcionario, se han registrado 9 mil 341 casos sospechosos y 5 mil 014 confirmados de Covid-19. De este total -14 mil 355-, el 13.8% ha sido hospitalizado en estado grave y el 2.7% en estado crítico, requiriendo ser intubado (conectado a un ventilador).

Con base en lo anterior, el 2.7% de los entre los 1.5 a 3.9 millones de enfermos podría requerir de un ventilador, que equivale a entre 40 mil 500 y 105 mil 300 personas.

Hace unos días, el director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud, José Luis Alomía, dijo que “Lo que nos revela la tasa de letalidad es que las personas que tienen 60 años o más edad, están falleciendo 2.7% veces más que aquellas personas que tienen una edad diferente”.

Es fácil suponer que los enfermos que más necesitan ser conectados a un ventilador son precisamente los que tienen 60 o más años.

Y somos precisamente estos adultos mayores cuyas vidas podrán pender de un volado en caso de que enfermemos gravemente de Covid-19 y requiramos de un ventilador.

Porque, en la “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica” emitida por el Consejo de Salubridad General, dependiente del Presidente de la República y presidido por el secretario de Salud, puede leerse lo siguiente:

“En un primer momento se deberá de recurrir al principio vida-completa. Ello quiere decir que pacientes más jóvenes han de recibir atención de cuidados intensivos sobre pacientes de mayor edad. Si recurrir al principio de vida-completa no desempata a los pacientes entonces la decisión sobre quién recibirá acceso a los recursos escasos deberá de tomarse al azar (por ejemplo, lanzando una moneda)”.

En pocas palabras, la vida de miles de adultos mayores que, según el presidente Andrés Manuel López Obrador, le han servido tan bien a México, dependerá de un águila o sol, les guste o no, y “tan tan”, como dijo una vez López-Gatell.

CV: Eduardo Ruiz-Healy es periodista de radio y televisión.

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