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Del 2025 al 2026; del miedo al terror

“Y esto es sólo el principio”, dijo Tricia McLaughlin, la subsecretaria del Departamento de Seguridad Interna

Jorge  Ramos

El 2025 fue un año terrible para los inmigrantes y los latinos en Estados Unidos. Y el 2026 viene peor.La crueldad se ha convertido en la política migratoria del presidente Donald Trump. Las escenas de horror se repiten una tras otra y, lo que antes era excepcional en las redes sociales, de pronto se convierte en normal. Trump ha normalizado el maltrato a los inmigrantes y, lo que antes hubiera provocado protestas masivas, ahora cae en un apesadumbrado silencio.

Tengo muchas imágenes grabadas. Hay dos niños que me causan pesadillas. Dicen, simplemente, que la migra agarró a su mamá y los siento tan vulnerables, tristes y solos, que se me resbala el celular de la mano. A una mujer, quien un testigo dice que está embarazada, un agente enmascarado la arrastra por un brazo sobre la nieve. Están, desde luego, los innumerables videos en que le rompen el vidrio del auto a los inmigrantes que piden a los uniformados que les muestren una identificación o una orden de captura, antes de ser sacados por la fuerza y tirados al piso.

La trampa se ha convertido en la manera de operar. Gente que tenía una cita para regularizar su situación migratoria en un edificio gubernamental termina arrestada tan pronto sale de la sala donde vio a un juez o a un funcionario del Gobierno. Las escenas son de una brutalidad sin igual. Familias separadas en largos pasillos mientras los hijos se aferran a la ropa de los padres, llorando y sin entender lo que está pasando. Niños, nacidos en Estados Unidos y en “shock”, que no volverán a ver a su papá o a su mamá por años, si tienen suerte. Sus vidas cambiaron en segundos.

Y todo porque alguien les cambió las reglas del juego. El Gobierno de Trump ha creado, de un plumazo, a cientos de miles de indocumentados. Eran refugiados y perseguidos de dictaduras como la de Cuba, Venezuela y Nicaragua, o que huyeron de las pandillas en Centroamérica, o de la violencia y extorsión de los narcocarteles en México y Colombia, y de pronto ese papelito que les permitía adelantar su proceso migratorio ya no vale nada. Nada. Trump, desde su cursi oficina dorada, hace su lista de naciones “basura” o indeseables, y con absoluto desdén cierra las puertas a quienes creían que Estados Unidos era la tierra de las segundas oportunidades. Ya no lo es. Estados Unidos es ahora la tierra de la persecución.

Es que millones de inmigrantes entraron ilegalmente, dicen los trumpistas, cegados de odio, y hay que echarlos de aquí. Pero yo siempre les digo que

hay una solución mucho más fácil: Legalicemos a todos los que no tienen un récord criminal. Estados Unidos necesita inmigrantes para darnos de comer, para construir nuestras casas, para cuidar a nuestros niños, para hacer lo que nadie más quiere hacer. Legalizar siempre - ¡siempre! - será una mejor opción que perseguir, arrestar y deportar. Olvidamos la historia: En Estados Unidos casi todos venimos de otro país. En su diversidad está su fuerza. Trump y sus tropas aplaudidoras no lo ven así.

Hay tantos latinos que se tragaron el cuento trumpista y que ahora se sienten traicionados. Y, como en un duelo, ya pasó el momento de la negación y ahora están en el del arrepentimiento. Todas las ganancias que había logrado Trump entre los votantes latinos se han esfumado. Los números lo dicen.

Siete de cada 10 hispanos desaprueban el trabajo de Trump como PresidenTe, según una reciente encuesta del Centro Pew. Un 65% no está de acuerdo con su política migratoria y un 61% cree que ha empeorado la situación económica, según la encuesta. O sea, un desastre.

Los latinos que votaron por Trump con su cartera ahora la tienen más vacía y ven esconderse a sus familiares, amigos y vecinos. ¿Cómo celebrar con bailes y cantos la Navidad y el año nuevo cuando te da miedo salir a la calle? ¿Cómo explicarles a los niños que sus padres no son malos, aunque los esté persiguiendo la Policía? Esto está causando, sin duda, un trauma generacional.

Trump ha expulsado de Estados Unidos a más inmigrantes en menos de un año que cualquier otro Presidente; medio millón de deportados y 1.6 millones de autodeportados, según cifras oficiales. Son más de 2 millones que Trump ha sacado del país desde que regresó a la Casa Blanca en enero. Pronto le quitará el título de “deportador en jefe” al ex presidente Barack Obama, quien deportó a más de 3 millones en sus ocho años de Gobierno.

“Y esto es sólo el principio”, dijo Tricia McLaughlin, la subsecretaria del Departamento de Seguridad Interna, en un comunicado. Si el 2025 fue el año del miedo, el 2026 promete ser el año del terror.

En el año que acaba de terminar, las redadas se concentraron en las personas más fáciles de apresar: En cortes y sitios públicos. Y sospecho que en el 2026 los agentes de la migra (ICE) serán mucho más agresivos y se meterán, con y sin permiso, a casas y sitios privados, separando dolorosamente a más familias.

Soy muy pesimista; el 2026 será un año terrible para los inmigrantes en Estados Unidos. Pero nunca olvidaremos lo que está haciendo Trump ni el silencio que están guardando ante la crueldad diaria casi todos los políticos de su partido. Cuando quieran nuestro voto y nuestro apoyo, les recordaremos lo que hicieron con nosotros.

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Jorge Ramos, periodista ganador del Emmy, director de noticias de Univision Network. Ramos, nacido en México, es autor de nueve libros, el más reciente es “A Country for All: An Immigrant Manifesto”.

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