Empleo: Baja desocupación, más informalidad, menos trabajos buenos
Inegi muestran un mercado laboral más chico, más informal y con ingresos más planos. La desocupación es baja, pero el empleo de calidad retrocede.

Eduardo Ruiz-Healy
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de noviembre pasado y los Índices Globales de Personal y Remuneraciones de los Sectores Económicos (Igperse) de octubre del Inegi muestran un mercado laboral más chico, más informal y con ingresos más planos. La desocupación es baja, pero el empleo de calidad retrocede.
En noviembre, la Población Económicamente Activa (PEA) fue de 61.5 millones, 152 mil menos que en noviembre de 2024. La tasa de participación económica bajó de 60.0% a 59.0%. Las mujeres fueron las más afectadas: Su ocupación cayó 440 mil y quedó en 24.3 millones, su participación retrocedió de 46.7% a 45.1%. Su desocupación subió a 714 mil, frente a 705 mil el año pasado. En los hombres, la ocupación aumentó en 278 mil y llegó a 35.5 millones, aunque su participación también bajó de 75.1% a 74.6%.
La Población No Económicamente Activa (PNEA): Subió a 42.8 millones, 1.8 millones más en un año. 5.6 millones dicen estar disponibles para trabajar, pero no buscan empleo.
Por sectores, la mayor caída fue en Servicios Sociales (educación y salud-asistencia) donde perdieron su empleo 303 mil, entre ellos docentes, personal escolar, médicos, enfermeras, y empleados en hospitales, clínicas y guarderías. El sector Gobierno y organismos internacionales ganó 324 mil.
También se perdieron empleos en restaurantes y alojamiento (-223 mil), manufactura (-140 mil), sector primario (-86 mil), servicios diversos (-67 mil) e industria extractiva y electricidad (-32 mil). Mientras que crecieron en transportes y almacenamiento (+190 mil), comercio (+66 mil), servicios profesionales, financieros y corporativos (+41 mil) y construcción (+17 mil).
Los Igperse muestran que las remuneraciones medias reales subieron 3.8%, mientras el índice de personal ocupado cayó 0.7%. Subió el costo de la nómina y se recortó la plantilla.
La pirámide salarial se aplanó: Los que ganan hasta un salario mínimo aumentaron 744 mil y llegaron a 25.8 millones (43.2% de los ocupados); los de 1 a 2 mínimos crecieron 1.2 millones. En cambio, los de más de 5 mínimos cayeron un 20% (-111 mil) y hoy representan apenas 0.7% del personal ocupado. El rango de 3 a 5 salarios mínimos perdió 101 mil.
La desocupación es baja (2.7% o 1.6 millones), pero la calidad del empleo se deterioró: Informalidad 54.8% (32.8 millones), condiciones críticas 37.5% (desde 34.5%) y subocupación 7.2% (4.3 millones). El ingreso de muchos hogares se sostiene con transferencias: 18% del ingreso total (hasta 50% en los deciles pobres). Un hogar promedio recibe $4,600 al mes; los multiprograma superan $13,500.
En resumen: Pérdida neta de empleos formales (-442,000), que erosiona el ISR, con un déficit fiscal proyectado del 4.4% del PIB.
Para frenar lo que ocurre, el Gobierno puede: (1) otorgar un incentivo temporal a la contratación formal en 3 a 5 salarios mínimos (cuotas o crédito fiscal por puesto neto creado y sostenido); (2) estimular la formalización con premio: Simplificación real, menor costo de entrada y acceso preferente a crédito y compras públicas para quien se mantenga formal; (3) aplicar una política industrial selectiva en manufactura y servicios de alto valor, con compromisos verificables de empleo formal y capacitación.
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