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Presidenta empantanada

La Presidenta está entrampada en su propia estrategia de comunicación, que prolonga la de su antecesor, y cada día se hace más evidente...

Rubén Aguilar

La presidenta Sheinbaum Pardo, desde el inicio de su mandato asumió la misma estrategia de comunicación de su antecesor, el presidente López Obrador (2018-2024), que se articula a partir de la comparecencia mañanera de todos los días.

Este espacio, le brinda muy buenos resultados para ganar la agenda mediática del día a día, entendida esta como los temas que los medios difunden y la ciudadanía discute. Ella, de manera cotidiana establece los temas de la agenda, y sin duda que es la líder de la opinión publicada.

En el contenido de las comparecencias mañaneras sigue la misma estructura que López Obrador, al que siempre en sus diferentes intervenciones, con agradecimiento, reconoce, de una u otra manera, como su mentor y líder.

El guión se desarrolla a partir de: Polarizar, mentir, culpar al pasado de todos los males del presente, acusar a los “enemigos” de tramar un complot para derrocarla, decir algunas verdades y desconocer de manera sistemática los reales problemas que vive el País.

Esto, se envuelve en un discurso altamente ideológico y emocional, al que también recurría su antecesor, que de manera contundente afirma que el País se “transforma” como nunca en la historia, que el pueblo es fiel al Gobierno y que la sociedad mexicana es muy feliz.

El modelo de las comparecencias mañaneras, con su estructura discursiva, le funcionó bien a su antecesor y a ella también en los primeros cuatro o cinco meses de su mandato, pero después de eso entró en una curva descendente en su eficacia, para influir en la opinión pública, y ahora se queda sólo como opinión publicada.

La comparecencia mañanera en el actual modelo ya está rebasada, resulta inoperante, y estos porque ante cualquier tipo de situación la Presidenta, con una absoluta falta de imaginación, responde con el mismo esquema y estructura discursiva.

No importa el tema del que se trate, que puede ser el asesinato del alcalde Carlos Manzo, la manifestación de la Generación Z, las protestas de campesinos, agricultores, transportistas y funcionarios públicos, la respuesta siempre es la misma. Todos los días es más de lo mismo.

La Presidenta está entrampada en su propia estrategia de comunicación, que prolonga la de su antecesor, y cada día se hace más evidente, están ahí las grabaciones de las comparecencias mañaneras, que el mismo Gobierno difunde, donde ella se ve cada vez más alejada de la realidad.

Ella en sus comparecencias mañaneras habla de otro país, no del que realmente existe, y se le ve como una política que no entiende lo que pasa, al tiempo que como a una persona que se muestra insensible al dolor de las víctimas y al reclamo ciudadano.

En sus intervenciones, que resultan cada vez más ajenas a la realidad y también más agresivas y conservadoras, proyecta la imagen de una política autoritaria que resulta muy semejante a la de los presidentes del más radical de los autoritarismos del viejo PRI.

Lo más probable, no necesariamente seguro, es que la Presidenta, en el marco de su actual estrategia de comunicación, continúe imponiendo la agenda mediática, y sea la líder de la opinión publicada, pero cada día estará más lejos de influir en la opinión pública que es lo que se propone.

Rubén Aguilar Valenzuela

@RubenAguilar

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