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La remoción de Gertz, un golpe de autoridad de Sheinbaum

La maniobra fue un tanto caótica, pero al final se logró el objetivo. Está afuera un funcionario que no era del equipo de la mandataria.

Leo Zuckermann

Juegos de poder


Después de un verano complicado y un otoño aún más complejo, la Presidenta ha dado un golpe de autoridad al remover al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero.

La maniobra fue un tanto caótica, pero al final se logró el objetivo. Está afuera un funcionario que no era del equipo de la mandataria. Lo sustituirá Ernestina Godoy quien ya fue la fiscal de la Ciudad de México junto con Sheinbaum en la jefatura de Gobierno de la capital.

Justo la semana pasada estábamos debatiendo qué tanto poder tenía la Presidenta, cuando ocurre la destitución de Gertz. Y claro que se trata de una remoción por la manera en que ocurrieron los eventos. La convocatoria al Pleno del Senado fue el aviso de que la mayoría calificada de los legisladores estaba lista para separar a Gertz de su puesto, ya sea por la vía de la renuncia o de la destitución por parte de la Presidenta debido a una “causa grave”. Pasaron horas sin saber cuál sería el camino, pero finalmente llegó la carta del fiscal informando que dejaba la fiscalía porque Sheinbaum le había ofrecido una embajada.

Nadie de los que crea en la justicia va a extrañar a Gertz, el primer fiscal supuestamente autónomo. Lo digo porque estos casi siete años que ejerció el puesto, la justicia mexicana no mejoró un ápice.

En varias ocasiones, el fiscal hizo el ridículo.

Usó, para empezar, el poder de su oficina para castigar a familiares que, según él, habían matado a su hermano Federico. En 2020, la FGR acusó a su ex cuñada, Laura Morán, y la hija de ésta, Alejandra Cuevas, inventando una figura inexiste en el marco penal mexicano, denominada “garante accesoria”.

Claramente se trataba de una venganza personal del fiscal quien no tuvo empacho en abusar de su poder. Tras más de 500 días en prisión para Alejandra Cuevas, en 2022 la Suprema Corte revocó la acusación por unanimidad y ordenó su liberación; además, canceló la orden de aprehensión contra su madre.

La credibilidad de la FGR quedó por los suelos debido a este caso.

En 2021, la FGR se prestó para perseguir a 31 científicos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por delitos graves como delincuencia organizada, lavado de dinero y uso indebido de funciones. En realidad, era una vendetta de López Obrador en contra de académicos que no comulgaban con su movimiento. Se trataba de acusaciones absurdas. Jueces federales independientes, que todavía existían en 2022, los ampararon. A la postre, la investigación se cerró por falta de delitos. Otro ridículo más de la fiscalía.

Ni qué decir del caso Emilio Lozoya/Odebrecht. De nuevo, Gertz se prestó para armar un show mediático organizado por AMLO. Más que perseguir la corrupción en Pemex durante el sexenio de Peña, el entonces Presidente le pidió al fiscal que armara un caso con el fin de enlodar a varios personajes de sexenios pasados.

Manipularon todo el procedimiento judicial. Aceptaron que Lozoya se convirtiera en “testigo protegido” e inventara una serie de patrañas que se fueron cayendo una tras otra. Lozoya actualmente se encuentra en un cómodo arresto domiciliario. A diferencia de otros países donde cayeron “peces gordos”, el caso Odebrecht en México acabó en una pifia.

Súmense varias investigaciones emblemáticas que no fueron resueltas durante la gestión de Gertz en la FGR: Ayotzinapa, la Estafa Maestra y Tlahuelilpan, por ejemplo.

Ya durante este sexenio, la actuación de la FGR dejó mucho que desear en casos muy sonados como el Rancho Izaguirre en Jalisco donde se encontraron fosas clandestinas y crematorios tras un hallazgo de restos humanos, ropa y calzado. Gertz reconoció el descubrimiento, pero afirmó que no había elementos suficientes para declarar que funcionaba como centro de exterminio o relacionarlo con cárteles. Le llovieron las críticas por la mala recolección de evidencia y la falta de transparencia de las investigaciones judiciales.

Y, por supuesto, está todo el caso del “huachicol fiscal”, tremendo negocio ilegal que prosperó durante el sexenio pasado y que no se explica sin una red de protección política. Aquí Gertz, en contubernio con el Gobierno, limitó la acción judicial a mandos medios de la administración pública.

En suma, la primera experiencia de una fiscalía autónoma fue fallida. Nada aportó Gertz al mejoramiento de la justicia mexicana. Qué bueno que la Presidenta lo removió de su puesto. Aplauso este golpe de autoridad.

Ahora llega una persona de su confianza que hizo un buen equipo de trabajo con el hoy secretario de Seguridad del Gobierno federal, Omar García Harfuch, cuando ambos trabajaron en la capital el sexenio pasado. Esperamos que Ernestina Godoy presente mejore resultados que Gertz, no politice la justicia ni utilice esta oficina para venganzas personales como sí lo hizo el futuro embajador.

Leo Zuckermann

X: @leozuckermann

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