Los tontos útiles y la propaganda rusa en México
Estando tan concentrado el poder en Rusia, la economía se convirtió en un sistema de capitalismo de cuates.

En el mundo bipolar del siglo XX, la Unión Soviética representaba la opción económica comunista y Estados Unidos la capitalista. En México, la izquierda más radical y revolucionaria solía identificarse más con el polo soviético por obvias razones ideológicas. Incluso algunos de los cuadros más destacados del Partido Comunista Mexicano acudían a capacitarse a Moscú.
Sin embargo, con la caída del Muro de Berlín y posteriormente de la Unión Soviética, Rusia, la principal república que formó parte el país fundado por los bolcheviques, dejó de ser comunista. Económicamente pasó a ser una peculiar economía de mercado. En lo político, la democracia duró un breve suspiro; casi de inmediato volvió a instaurarse una dictadura muy autoritaria liderada por un nuevo “zar”: el ex agente de la KGB, Vladimir Putin.
Estando tan concentrado el poder en Rusia, la economía se convirtió en un sistema de capitalismo de cuates. Existe la propiedad privada, pero con una alta concentración de la riqueza. Los principales empresarios son los cuates de Putin. El presidente ruso es el jefe de la oligarquía económica, el hombre más rico de ese extenso país, tan próspero en la producción de materias primas esenciales como el petróleo y gas.
Llama la atención que todavía haya cuadros de la izquierda mexicana que sigan teniendo afinidad con la Rusia de hoy, como si siguieran gobernando los bolcheviques. Supongo que les gusta que Putin esté empeñado en enfrentarse a su otrora enemigo: Estados Unidos.
Quizá su antiyanquismo los acerque a la causa moscovita.
Son “tontos útiles”, como describía Lenin a los occidentales que, sin ser comunistas, apoyaban la causa soviética, ya sea por ingenuidad, ignorancia o cobardía. Eran útiles porque contribuían gratuitamente a la legitimación y fortalecimiento de la Unión Soviética.
Hoy esos “tontos útiles” hacen lo mismo, pero con la Rusia capitalista, oligarca y con claras intenciones imperialistas de Putin.
Por eso resulta muy interesante el artículo de María Abi-Habib publicado el lunes en The New York Times bajo el título “La campaña de desinformación rusa en México que busca alienar a EE.UU.”
La periodista reporta que hay una campaña “encabezada por medios de comunicación propiedad del Kremlin como Sputnik y RT, según afirman funcionarios, que describen un esfuerzo por avivar el sentimiento antiestadounidense, especialmente en México, la nación con la mayor población hispanohablante y el mayor socio comercial de Washington”.
Esto no debía sorprendernos. Si en algo son buenísimos los rusos es en la diseminación de propaganda, algo que aprendieron a realizar eficazmente durante tantos años del régimen comunista.
Un telegrama de la embajada de EEUU en México “afirma que la audiencia de RT en Español se disparó en internet, y pasó de 191 mil visitas en X en 2022 a 715 millones un año después. Con RT ampliamente bloqueado en Europa y Estados Unidos, la cadena amplió su presencia en América Latina, una audiencia potencial de unos 670 millones de personas”.
Pero aquí viene lo bueno. “El cable de la embajada culpaba en parte a los ‘presuntos cómplices simpatizantes del Gobierno del presidente López Obrador’ de la expansión de los medios de comunicación propiedad del Kremlin en México”.
¿Quiénes?
Abi-Habib sólo menciona a uno: “Un funcionario que ha compartido regularmente contenidos de los medios de comunicación del Gobierno ruso en las redes sociales es Jenaro Villamil, director del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, cuyas estaciones de televisión y radio cuentan con un amplio alcance nacional. Villamil afirmó que comparte noticias de diversos medios y que su cuenta personal de X no representa al Gobierno”.
Como persona, Villamil tiene todo el derecho de pensar lo que quiera y retuitear lo que se le pegue la gana. Pero es funcionario del gobierno de Sheinbaum y se presenta como “periodista, escritor, titular del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR)” en su cuenta de X. No aclara que sus opiniones son a título personal y no del gobierno que representa.
No sé por qué simpatiza Villamil con las posturas de los medios controlados por el Kremlin. A lo mejor fue de los que se quedó atorado en aquel mundo bipolar pasado donde Rusia era el norte para muchos izquierdistas mexicanos.
Pero hoy Rusia no es la Unión Soviética de antes sino una oligarquía capitalista, liderada por un dictador con claras intenciones imperialistas, y que ha invadido militarmente a otra nación que fue parte de la URSS: Ucrania.
¿Es Villamil un tonto útil? “Es una duda razonable”, diría otro periodista, el muy estimado Carlos Puig.
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