¿Qué tanto poder tiene Sheinbaum?
¿Hasta dónde sigue influyendo el líder fundador de Morena dentro de la 4T?

Juegos de poder
En la última emisión de Tercer Grado surgió un debate muy interesante: ¿Qué tanto poder tiene hoy la Presidenta?
Viridiana Ríos argumentaba que, para solucionar el problema de la inseguridad, el País requería una reforma fiscal profunda, con el fin de dotar al Estado con más recursos dedicados a este tema, y una reforma política para redefinir el papel que tienen los gobiernos estatales y municipales que han fallado en resolver la violencia.
No sé si éstas sean las soluciones, pero una cosa me queda claro: Morena y sus aliados tienen todo el poder para hacerlas.
La pregunta es por qué no lo hacen.
Ahí es donde surgió el asunto de qué tanto poder tiene Sheinbaum.
Por un lado, tiene tanto como ningún Presidente había tenido en décadas.
La coalición oficialista controla el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Cuentan con los votos requeridos para reformar la Constitución a su antojo. Han desaparecido los órganos autónomos del Estado otorgándole sus facultades al Ejecutivo Federal. Tienen sometido al INE y al Tribunal Electoral. Gobiernan en la mayor parte de los estados y municipios. Los poderes fácticos (militares, empresarios, sindicatos) están alineados con ellos.
En suma, en los siete años que ha durado la llamada “Cuarta Transformación”, se han dedicado a concentrar el poder con éxito, de tal suerte que hoy vivimos en un régimen de partido hegemónico.
Tenemos, pues, una Presidenta muy poderosa.
Pero…
Como argumentó Denise Maerker en el programa, Sheinbaum enfrenta un equilibrio muy frágil dentro de su coalición.
Ha demostrado, por ejemplo, no tener el poder para apartar de su puesto a correligionarios que han cometido actos grotescos y hasta delictivos que atentan contra los principios de 4T. Cuando era jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia despidió de inmediato a una subordinada que viajó en una aeronave privada. Hoy, ya como Presidenta, no ha hecho nada frente a los excesos y abusos de varios cuatroteístas.
El caso más emblemático es el de Adán Augusto López. A pesar de estar involucrado en el escándalo de “La Barredora” en Tabasco y de un súbito enriquecimiento inexplicable como funcionario, el senador ahí sigue, campante, como líder del grupo parlamentario de Morena en la Cámara Alta. Hasta se da el lujo de salir a defender a la Presidenta como si tuviera autoridad moral.
Otro caso conspicuo es el de Rubén Rocha. No obstante estar involucrado en un asesinato y que existen pruebas que lo vinculan con el crimen organizado, sigue como Gobernador de Sinaloa.
Así podríamos seguir con la amplia lista de cuatroteístas que han manchado la imagen del oficialismo, pero no les pasa nada. Ni hay consecuencias políticas ni jurídicas. Impunidad total.
Esto hace ver a la Presidenta como una jefa política débil. Si no puede poner orden en su casa, mucho menos en el País.
O, para ser más exactos, si quiere poner orden en el País requiere limpiar la casa, pero su poder no le alcanza para hacerlo.
Luego entonces, estaríamos frente a una gran paradoja. Por un lado, una Presidenta con enorme poder. Por el otro, una jefa política atada de manos por los equilibrios que debe mantener dentro de su coalición gobernante.
Me parece importante la distinción entre Presidenta y jefa política de la coalición gobernante. Sheinbaum podría tener mucho poder en el primer papel, pero poco en el segundo. A diferencia del régimen hegemónico priista en el que los presidentes tenían mucho poder en ambos roles.
Lo cual nos lleva al otro elefante en la sala relacionado con este tema: Andrés Manuel López Obrador.
Es cierto que el ex Presidente se ha retirado de la escena pública. Salvo el día que votó en las elecciones judiciales, no ha aparecido. Esto no quiere decir, sin embargo, que AMLO pueda seguir operando como jefe político desde su rancho.
¿Hasta dónde sigue influyendo el líder fundador de Morena dentro de la 4T?
Existen varias versiones. Hay quienes piensan que AMLO es el que verdaderamente gobierna y que Claudia es, por tanto, una especie de títere controlada desde Palenque. Del otro lado, hay los que juran que el ex Presidente está retirado, escribiendo un nuevo libro y para nada interviene en los asuntos políticos. Un tercer grupo lo conforman los que piensan que AMLO sí participa cuando se trata de temas o personas que le preocupan, como el caso de su “hermano” Adán Augusto o su hijo Andrés.
¿Quién, entonces, tiene más poder hoy en día: La Presidenta o el ex Presidente?
Se trata de una pregunta fundamental para responder la cuestión original de qué tanto poder tiene, en realidad, Sheinbaum.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann
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