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Los obispos ante la realidad de México

Los obispos reconocen que “el crimen organizado ha extendido sus tentáculos a muchos rincones del País” y hay vastas regiones “bajo el dominio de los violentos”.

Rubén Aguilar

Al término de la CXIX Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), reunida del 10 al 14 de noviembre, se dio a conocer el mensaje: Iglesia en México: Memoria y Profecía -Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires.

En uno de los documentos más directos y duros en la historia de la CEM, los 121 obispos asistentes al encuentro, ofrecen una profunda reflexión teológica y social sobre la realidad mexicana y hablan de: Violencia, corrupción, impunidad, desintegración familiar y pérdida del sentido de lo sagrado.

Los obispos afirman que “como pastores tenemos el deber de hablar con claridad sobre la realidad de nuestro País. No lo hacemos desde una posición política ni partidista, sino desde la responsabilidad que se nos ha confiado como servidores del Evangelio”.

En el documento, que tiene siete apartados, los obispos denuncian la discrepancia entre el discurso oficial y la realidad cotidiana: “Nos dicen que la violencia ha disminuido, pero muchas familias que han perdido seres queridos o poblaciones enteras que viven con miedo constante experimentan otra realidad. Nos dicen que se combate la corrupción, pero ante casos graves y escandalosos no se percibe la voluntad de esclarecerlos, por lo que prevalece la impunidad. Nos dicen que la economía va bien, pero muchas familias no pueden llenar su canasta básica”.

Y añaden: “Nos dicen que se respetan las libertades, pero quienes expresan opiniones críticas son descalificados y señalados desde las más altas tribunas del poder. Nos dicen que somos el país más democrático del mundo, pero la realidad es que hemos visto cómo han comprometido los organismos y las instituciones que garantizaban la auténtica participación ciudadana para concentrar el poder arbitrariamente”.

Los obispos reconocen que “el crimen organizado ha extendido sus tentáculos a muchos rincones del País” y hay vastas regiones “bajo el dominio de los violentos”. El Estado, dicen, ha cedido el control de algunos territorios. Continúan los asesinatos y las desapariciones, sangre inocente derramada en las calles, pueblos y ciudades; también señalan que familias enteras son desplazadas por el terror de la delincuencia organizada, y que se viva con inseguridad al transitar por caminos y autopistas; denuncian las extorsiones y cobro de “cuotas”.

Mencionan a “sacerdotes, religiosas, agentes de pastoral, incluso algunos políticos que buscan cambiar esta situación han sido amenazados y asesinados ante la impotencia ciudadana. Hemos tenido que llorar la muerte de varios hermanos presbíteros que dieron su vida sirviendo a sus comunidades”. Denuncian la tragedia de los jóvenes “secuestrados” para llevarlos a campos de entrenamiento de grupos criminales.

Dicen que “no debemos quedarnos en estadísticas frías que nos dan cuenta de todas estas realidades de inseguridad, de pobreza e injusticia. Son rostros concretos. Son familias destrozadas. Son madres que lloran a sus hijos. Son comunidades indefensas y empobrecidas. Nosotros como pastores, no podemos permanecer indiferentes”, y añaden “sepan que sus obispos están con ustedes. Escuchamos su clamor, compartimos su angustia, acompañamos su dolor”.

El mensaje concluye con una invitación a la esperanza y a la unidad: “Los obispos mexicanos no tenemos la solución; pero estamos dispuestos a buscarla en diálogo con todos los que Verdaderamente Amen a México, más allá del partido político en el que militen, de la ideología que los inspire o del credo religioso que profesen”.

Rubén Aguilar Valenzuela

@RubenAguilar