Bolso de mujer
El mundo es muy raro, el mundo de la moda es aún más raro y el de la moda en personajes políticos es extremadamente raro.

El mundo es muy raro, el mundo de la moda es aún más raro y el de la moda en personajes políticos es extremadamente raro.
Por ejemplo, el llamado cuello chino o mandarín en el saco o camisa de varón tiene un diseño típico de la China Imperial, a partir por lo menos desde la dinastía Qing -siglo XVII-, característico entonces de hombres burócratas y nobles, pero sucedió que tras muchos años de no haber chinos ni chinas mundialmente famosos, surgió a mediados del siglo pasado la imagen del líder político de China más popular del mundo moderno, Mao Zedong (Mao Tse-Tung) cuyo saco tenía el mismo cuello usado desde siglos atrás y que mutó su nombre de cuello chino al de cuello Mao y que por cierto fue replicado con un diseño adaptado a un traje para los Beatles y nada menos que por el diseñador francés Pierre Cardin con lo que la prenda varonil gozó de intensa popularidad en Occidente y que en cierta medida persiste hasta nuestros días.
Durante los años setenta el cuello Mao se distinguió como prenda de avanzada en el mundo juvenil tanto para uso casual como para porte elegante, no de mal gusto aunque tampoco de etiqueta.
Fue durante décadas (y todavía hoy) realmente un distintivo indudable en calles y reuniones: “Fulano es aquél de cuello Mao”, y no hubo banda de rock que no lo tuviese como uniforme. Por otro lado, la reina Isabel II no salía de palacio sin su típico bolso estilo Lauder London que, además de traer dentro los miles de artículos que suele una dama llevar allí, le servía de códigos para su equipo de seguridad pues, por ejemplo, cuando se sentía asediada o incómoda por alguna conversación, cambiar el bolso de brazo era una indicación de que alguien le ayudara a cambiar de tema, y cuando posaba su bolso en el suelo era una señal inequívoca de petición de ayuda.
Fuera lo que fuera, una mujer de ciertos años, bien peinada, elegante pero sin abusar de la moda y con bolso al brazo, tiene aún hoy el aspecto memorable de la reina, mensaje que, explícito o subliminal, le hace verse muy distinguida y maternal, y a la vez fuerte. Bueno, pues resulta que el pasado 21 de octubre ascendió a la posición de primera ministra de Japón Sanae Takaichi, primera mujer en ocupar ese cargo en la historia de Japón, por cierto impulsada por el Partido Liberal Democrático siendo que, paradójicamente, se le califica como una conservadora firme, y en este mundo raro de los famosos, de las modas y de los medios resulta que se le distingue peculiarmente por usar bolso, prenda poco usual en mujeres políticas pues desde los tiempos de Margaret Thatcher como primera ministra del Reino Unido (1979 a 1990) no se había visto a una política de ese nivel como usuaria cotidiana de bolso.
No tardó la directora de moda de Vogue Japón en declarar que el bolso color negro de Takaichi refuerza su imagen de mujer trabajadora, imagen que le fue útil para su frase de campaña que fue “trabajar y trabajar y trabajar y trabajar”. Si bien, como licenciada en Administración de Empresas (Universidad de Kobe) pudiera corresponderle más traer consigo un portafolios que un bolso, pues resulta que como después fue graduada en el Instituto Matsushita de Gobierno y Administración, pues siendo hoy mujer política y no empresaria, podría venirle de mayor impacto popular que en lugar de portafolios traiga consigo siempre un típico bolso de mujer. Por cierto, los medios ya manifestaron que su bolso es rectangular, sencillo, negro, de piel, asas largas, fabricado por la firma Hamano y de suficiente espacio como para dar fácil cabida a una carpeta tamaño A4 (23.5cm x 31.5cm) suficiente para portar documentos. Como persona muy ocupada, no sólo trabajar y trabajar -como ella dice- sino también ser muy práctica al traer un bolso ni grande ni pequeño sino suficiente, portar atuendo sobrio y por lo visto peinarse al minuto (foto), no cabe la menor duda de que es una mujer tan icónica como típicamente japonesa. Termino diciendo que hace unos 15 años estuve una semana en Japón… y desde entonces quisiera volver… (nomás estoy esperando que el dólar vuelva a 12.50).
Jesús Canale
Médico cardiólogo por la UNAM.
Maestría en Bioética.
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