Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas /

Una vez más, la victimización

Ahora el debate público se ha tornado sobre la marcha del sábado pasado y cómo fuerzas “oscuras” de la ultraderecha nacional e internacional quieren afectar a la pobrecita de la Presidenta.

Leo Zuckermann

JUEGOS DE PODER

Son buenísimos. Han logrado cambiar la conversación. Ya nadie habla del asesinato de Carlos Manzo. Apenas se menciona que Michoacán sigue ardiendo ahora con narcobloqueos. No. Ahora el debate público se ha tornado sobre la marcha del sábado pasado y cómo fuerzas “oscuras” de la ultraderecha nacional e internacional quieren afectar a la pobrecita de la Presidenta.

Ella sale a defenderse afirmando que, lejos de debilitarla, está más fuerte que nunca. Algo está mal cuando un político tiene que andar presumiendo su fuerza en público.

Sus compadres de la 4T, grandes personajes reconocidos por su probidad, los coordinadores parlamentarios de Morena en ambas cámaras del Congreso, Adán Augusto Hernández y Ricardo Monreal, aparecen para “cerrar filas” con la mandataria frente a la “embestida” en su contra.

¿De qué demonios están hablando?

Según ellos mismos, la manifestación del sábado fue de 17 mil personas.

¿A eso le tienen miedo?

No lo creo, porque francamente suena ridículo.

Hombre, tienen todo el poder. Controlan el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Gobiernan en la gran mayoría de los estados y municipios. Cuentan con el apoyo irrestricto de las Fuerzas Armadas. Los grandes sindicatos ya se alinearon a Morena. La clase empresarial públicamente los llena de

elogios. Tienen los votos en los legislativos federal y estatales para reformar la Constitución a su antojo. Han desaparecido órganos autónomos del Estado para regresar sus funciones al Ejecutivo Federal y removido todo tipo de contrapesos al poder presidencial. En los medios cada vez hay menos críticas al gobierno en turno.

¿Y sin embargo se sienten amenazados por una desordenada marcha ciudadana que ni siquiera pudo llegar al Zócalo porque la Policía capitalina cerró los accesos a esta plaza?

Perdón, pero yo no me creo ese cuento de una gran conspiración en contra del pobrecito gobierno de Morena.

Lo que veo es lo típico que hace este partido cuando quiere distraer la atención: victimizarse.

Está en su ADN.

Su fundador, López Obrador, fue un maestro en la victimización. Nunca se hizo responsable de los errores como jefe de Gobierno de la Ciudad de México y luego como Presidente. Nunca admitió un error. En lugar de eso, siempre escurrió el bulto, echándole la culpa a sus adversarios, inventándose complots y victimizándose.

Sheinbaum ahora replica el mismo guión.

Su gobierno no tiene responsabilidad alguna en la violencia en Michoacán que desembocó en el asesinato del líder de los limoneros, Bernardo Bravo, y el presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, supuestamente protegido por una escolta de la Guardia Nacional.

Este último homicidio generó una indignación en las redes sociales, no solo en Michoacán sino en toda la República. Y, desde el día uno, la Presidenta le echó la culpa al gobierno de Felipe Calderón y a García Luna. Se quejó de la prensa y los comentaristas a los que consideró unos “buitres” por sacarle raja política a este asunto. Por querer afectar a su gobierno. Primer intento de victimizarse.

Luego corrigió y anunció un nuevo plan de rescate para Michoacán.

Sin embargo, para desvirtuar la marcha del sábado, Sheinbaum regresó a la victimización.

Todo esto estuvo diseñado para debilitarla a ella. Fuerzas “oscuras” complotaron en contra de un gobierno de izquierda que solo tiene buenas intenciones.

La victimización le funcionó de maravilla a López Obrador cuando estaba en la oposición.

También en la Presidencia. Siempre fue un maestro para distraer la atención de los problemas alegando que la “mafia del poder” conspiraba en su contra. Mientras tanto, él iba ganando cada vez más poder.

Al punto de que hoy ya es ridículo hablar de una “mafia del poder” cuando todo el poder lo tiene Morena.

Y, a pesar de esto, siguen victimizándose.

Con éxito, hay que decirlo, porque no faltan quienes realmente se creen estos cuentos diseñados para cambiar el tema de conversación y generar empatía en las “desdichadas” víctimas de “poderosas” fuerzas diabólicas.

Ahí se encuentra la discusión pública en estos momentos. Ya no hablamos de Michoacán.

O de Sinaloa, del huachicol fiscal, los millones de Adán Augusto o la grosera corrupción de un partido que prometió acabarla.

Yo no me creo estos cuentos, como nunca me creí los que eficazmente inventó López Obrador para victimizarse.

Ahora me resultan más ridículos.

Porque mire usted el absurdo de ver a una Presidenta con tanto poder como Sheinbaum teniendo que ser defendida nada menos que por la finísima persona de Adán Augusto López. Pobrecita de verdad. No por el supuesto complot, sino por la gente que tiene que salir a defenderla.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

HISTORIAS