El Imparcial / Columnas /

AMLO sembró vientos; Sheinbaum cosecha tempestades

Las bandas criminales aprovecharon la torpe política de “abrazos, no balazos” implantada por López Obrador...

. Catón

El señor Soreco le comentó a su amigo: “Hace tiempo no veo a tu hija Pechinola. ¿Se encuentra bien?”. Dijo el amigo: “Trabaja de vedette, y mañana debuta”. “¡Qué versátil!” -se admiró el señor Soreco. (No le entendí). El hijo de don Poseidón, rudo granjero, iba a casarse. La víspera del matrimonio el viejón le obsequió a su retoño una escopeta cuata, o sea de dos cañones, de fabricación belga. “¿Una escopeta de regalo de bodas? -se sorprendió el muchacho-. Habría preferido un reloj”. “¿Para qué quieres un reloj? -opuso el genitor-. Supongamos que sorprendes a tu mujer con otro hombre. ¿Acaso les vas a decir la hora?”. “Es inútil -le reiteró Susiflor a Pitorrango-. Jamás podrás entrar en mi corazón”. Replicó el lúbrico sujeto: “No es ahí donde quiero entrar”. La señorita Himenia, célibe de 39 años cumplidos varias veces, invitó a merendar a su vecina, y le ofreció una merienda de piononos con rompope. En eso sonó su teléfono, y un individuo de voz ronca y respiración agitada le preguntó: “¿De qué color traes el pantie y el brassiére?”. Era una llamada obscena. Le dijo Himenia al descastado tipo: “Ahorita tengo visita, pero ya registré tu número. Luego me reporto”. “Palomas mensajeras, deténganse en su vuelo, / si van al paraíso sobre él volando están. / Dios hace mucho tiempo que lo quitó del cielo / y por cambiarle nombre le puso Michoacán.”. Ese bello Estado era, en efecto, un paraíso. Ahora es “el edén subvertido” de que habló López Velarde. Las bandas criminales aprovecharon la torpe política de “abrazos, no balazos” implantada por López Obrador, según algunos a fin de corresponder a los apoyos recibidos de los cárteles para sus campañas políticas, y crearon en Michoacán un Estado dentro de otro Estado. Impusieron un régimen de terror; extorsionaron a los productores agrícolas y dieron muerte a quienes cometieron la osadía de oponérseles. AMLO sembró vientos, y ahora Claudia Sheinbaum está cosechando tempestades. No culpe la Presidenta a Calderón. Eso es lo mismo que culpar a Acamapixtli, primer emperador de los mexicas. Tal recurso, a fuerza de manido, a nadie engaña ya. Mejor haría la mandataria en asumir su responsabilidad y en combatir no sólo a la delincuencia de los criminales, sino también a la de los capitostes morenistas probadamente corruptos, pero protegidos por una dolosa impunidad. Pedir castigo para ellos, sin embargo, es utopía. Aquí manda el mandamás. Lo demás está de más. Loretela, recién casada, les contó a sus amigas: “Todas las noches Leovigildo se duerme después de las dos”. Preguntó una: “¿Después de las 2 de la mañana?”. “No -precisó la desposada-. Después de las dos veces”. Gargolina le propuso a su pareja que hicieran un viaje en crucero. Ella lo pagaría. Replicó el galán: “No quiero viajar con dinero aportado por una mujer”. “¡Ah! -exclamó Gargolina-. ¿Te crees mejor que Colón?”. Don Veterino, señor de edad madura, iba todas las mañanas a pescar truchas en el río cercano. Cada día pescaba tres o cuatro, en tanto que un muchacho que tiraba su anzuelo cerca no pescaba ni un resfriado. Cierto día el joven le pidió a don Veterino que le dijera qué hacía para pescar siempre varios peces. El buen señor accedió a revelarle su secreto. Le dijo: “Antes de levantarme observo hacia qué lado está inclinado mi atributo. Si está inclinado hacia el lado izquierdo pesco en la orilla izquierda del río; si está inclinado hacia el lado derecho pesco en la orilla derecha”. Le preguntó, travieso, el joven: “¿Y si no está inclinado?”. Contestó don Veterino: “Ese día no voy a pescar”. FIN.