Javier Duarte de Ochoa, ¿pronto en libertad?
Una noticia mala, con posibilidades de muy relativa y breve atenuación: El ex gobernador peñista de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, podría quedar en libertad en los próximos días...

ASTILLERO
Una noticia mala, con posibilidades de muy relativa y breve atenuación: El ex gobernador peñista de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, podría quedar en libertad en los próximos días, en caso de que una juez, Ángela Zamorano, acepte que ha cumplido con la mayor parte de su sentencia y ha observado buena conducta. Lo peor es que, aún cuando ahora se le negara la preliberación, debería estar fuera de prisión en abril del año venidero.
Duarte de Ochoa fue un pésimo gobernante, no sólo por el constante incumplimiento de las obligaciones básicas de su encargo sino, de manera marcada, por la corrupción generalizada de su administración, concordante con la putrefacción de la banda delictiva encabezada por el entonces ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, por la represión a críticos y movimientos sociales, por los asesinatos, secuestros y extorsiones cometidos por el crimen organizado que desde la etapa de su antecesor y virtual designante, Fidel Herrera, se consolidó en esa entidad.
Considerar siquiera que el historial pesado de Duarte de Ochoa podría significar solamente una prisión de nueve años, o el 95% de este lapso si la juez ordenara su preliberación, constituye una bofetada hiriente para la sociedad. Aunque, en términos judiciales, solo es una confirmación de las complicidades y marrullerías que permiten a tantos corruptos eludir lo que llaman justicia y, luego de algún tiempo en procesos penales o tras las rejas, salir en libertad para disfrutar de la riqueza acumulada.
A pesar de todos los graves antecedentes en su contra, Duarte de Ochoa fue favorecido por la administración de Peña Nieto cuando ya no pudo ser sostenido en el Gobierno de Veracruz y hubo de “huir” a Guatemala, donde luego fue “localizado” y extraditado a México. El tratado de extradición correspondiente obliga a que el país receptor sólo pueda juzgar al extraditado por los delitos, o similares, de que sea acusado antes de dejar el país expulsor.
Así que Peña Nieto (en su momento, la PGR), acusó al amigo “Javidú” por delitos menores. Actualmente, está en la cárcel solamente por asociación delictuosa y lo que popularmente se denomina lavado de dinero. Acusado de corrupción por miles de millones de pesos, se le impuso una superlativamente ridícula multa por 58,890 pesos con noventa centavos. Los intentos por fincarle cargos del fuero estatal veracruzano fueron rechazados y, los que subsisten, no implicarían prisión preventiva.
De tal manera que, en audiencia del pasado 3 (que duró ocho horas), “Javidú” se permitió anunciar que está totalmente listo para ser reinserto en la sociedad, pues “no estoy ni siquiera inhabilitado para ejercer como servidor público, nadie me ha acusado de robarme un peso del erario público; todo se redujo a una multa que ya fue liquidada” (nota de Aldo Canedo: https://goo.su/cIMQWId ).
No está de más señalar que Duarte de Ochoa ha merecido algo calificable cuando menos como benevolencia por parte de autoridades y personajes de la llamada 4T. El ex gobernador Cuitláhuac García, de ejercicio deficiente y mucho más, pareció poco enérgico ante el caso Javidú, quien fue parte del grupo de mandatarios que apoyaron a Peña Nieto, también favorecido por el olvido, virtual impunidad, por el obradorismo.
Desmemoria, incongruencia rayana con la traición histórica e ideológica, es la que el desgobierno de Guerrero, a cargo de Evelyn Salgado, ha practicado al auspiciar un homenaje al ya fallecido Rubén Figueroa Figueroa, en un aniversario de su nacimiento. Represor, señalado por acciones criminales contra opositores y movimientos sociales (guerra sucia), ejemplo de despotismo y cacicazgo, fue recordado por el gobierno “4T” de la entidad en su mera tierra, Huitzuco de los Figueroa, en presencia de su hijo, Rubén Figueroa Alcocer, también ex gobernador del Estado e igualmente ejemplar en cuanto a acciones nefastas. ¡Hasta mañana!
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