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En México: “No pasaran”.

Ochenta años después de su derrota resucita el fascismo. Desbocados andan los neonazis en el mundo...

Epigmenio Ibarra

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Vasili Grossman testigo y cronista excepcional de la derrota del nazismo, desde el sitio de Stalingrado, pasando por la liberación de los campos de concentración y hasta la caída de Berlín, decía que “uno de los medios de los que se sirve el fascismo para actuar sobre el hombre es la total, o casi total, ceguera”. Según el autor de “Vida y destino” quienes caen seducidos por los profetas de la ultraderecha “no creen que vayan al encuentro de su propia aniquilación. Es sorprendente -remata- que aquellos que se encontraban al borde de la tumba fueran tan optimistas”.

Pese a que buena parte del mundo se alzó en los años treinta del siglo pasado con la consigna “¡No pasarán!”. Lo cierto es que, combinando la violencia en las calles con una demagogia incendiaria, Adolfo Hitler se impuso en las urnas, Benito Mussolini sedujo millones de trabajadores italianos y cayó España ensangrentada en las manos de Francisco Franco. Pasaron, pese a todo, contra la razón y por la fuerza, los fascistas y desataron el infierno en la Tierra.

Ochenta años después de su derrota resucita el fascismo. Desbocados andan los neonazis en el mundo; unos con la swastica como bandera, otros, como Javier Milei, con una motosierra.

Resultado de sus aplastantes derrotas electorales, de la incapacidad de reflexionar con honestidad sobre las mismas y por tanto de reinventarse, priistas y panistas, acompañados en su marcha criminal y suicida por Ricardo Salinas Pliego, se han quitado la máscara, han abandonado todo rastro de moderación política, de elemental decencia democrática y, como los movimientos fascistas, se han decidido por la mentira, la manipulación mediática y la violencia.

De Teuchitlán a los paros agrarios en el Bajío. De los intentos por manipular, la legitima indignación provocada por un artero asesinato para desatar motines violentos en Michoacán, a su intención declarada de provocar una ola de vandalismo en las calles de la CDMX e intentar, incluso, un asalto violento a Palacio Nacional, siguen, paso a paso, los manuales de desestabilización de elaborados por la CIA; infiltran o inventan movimientos, siembran provocadores, se apropian de causas legitimas fingiendo empatía con victimas a las que desprecian. Son capaces de todo; nada en su desesperación; ni la colusión con el crimen organizado ni la traición a la Patria les detiene.

A entender su manera de proceder para identificar y desmontar, con serenidad, inteligencia, dignidad y firmeza sus estrategias llamó este martes Claudia Sheinbaum Pardo. En este México que, pacifica y democráticamente, se transforma “No pasarán”, pero, hoy como nunca, debemos estar alertas porque que “una vez puesta al servicio del fascismo -cito de nuevo a Grossman- el alma del hombre declara que la esclavitud, ese mal absoluto portador de muerte, es el único bien verdadero”.