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Cambio de régimen a la buena o a la mala…

Trump tiene inmunidad presidencial por todas las decisiones, por más descabelladas e ilegales que sean, pero las personas operando sus decisiones no tendrán esa misma protección hacia el futuro.

Ana María Salazar

En conferencia de prensa esta semana el presidente Donald Trump aseguraba que él no requería pedir una declaración formal de guerra para llevar a cabo ataques letales en contra de lanchas rápidas y semisumergibles en el Mar Caribe y el Pacífico, que estarían traficando drogas, además de permitir operaciones terrestres de la CIA en territorio venezolano. La justificación del presidente Trump del extraordinario despliegue y uso de fuerza militar está basada en su declaratoria de que el Tren de Aragua es una organización narcoterrorista que trafica drogas a los Estados Unidos y que es liderada por Nicolás Maduro. El problema de esta justificación es que aparentemente El Tren de Aragua no solo no trafica drogas a Estados Unidos, pero según varios analistas, no trafica drogas-estaba más enfocado al tráfico de migrantes. Y aunque ciertamente hay pruebas, indicios, de que Nicolás Maduro preside un narcoestado que justifica una recompensa de 50 millones de dólares por su arresto, el despliegue militar no resuelve el “problema venezolano”: Mas que disminuir el supuesto tráfico de drogas a Estados Unidos, la administración Trump quiere un cambio de régimen. Pero algunos funcionarios, asesores y posiblemente legisladores piensan que no tiene el paraguas jurídico para llevar a cabo una invasión o una guerra en contra de Venezuela. Seguramente los operadores políticos también les preocupan si tendrá apoyo del electorado y el movimiento MAGA que escuchó del candidato Trump que no permitiría a Estados Unidos enviar más tropas al exterior y participar en más guerras.

Dijo Trump: “No voy a pedir necesariamente una declaración de guerra. Creo que simplemente vamos a matar a la gente que está trayendo drogas a nuestro país. ¿De acuerdo? Los vamos a matar, ya sabes, van a quedar, pues, muertos.” El no tener la justificación constitucional tal vez no le preocupe a Donald Trump, pero funcionarios alrededor de él, los responsables de operar la confusa estrategia de “matar, pero no estamos en guerra” seguramente están preocupados. De hecho, la semana pasada, sorpresivamente el almirante Alvin Holsey anunció su retiro anticipado como comandante del Comando Sur, salida que sorprendió porque su mandato normalmente dura tres años y él lo dejó tras menos de uno en el cargo. Según trascendidos y reportes periodísticos habría renunciado por no estar de acuerdo de la estrategia ni la justificación legal del fuerte despliegue militar en el Caribe, operaciones y los objetivos de la Casa Blanca. Trump tiene inmunidad presidencial por todas las decisiones, por más descabelladas e ilegales que sean, pero las personas operando sus decisiones no tendrán esa misma protección hacia el futuro. Por lo menos en este momento, el presidente Trump esté ordenando atacar lanchas rápidas y semisumergibles, con casi 40 muertos confirmados, sin tener claro cuáles son los objetivos y el respaldo legal que permita llevar a cabo el uso de la fuerza militar en contra de civiles en aguas internacionales.

Según el reconocido Crisis Group Internacional, una reconocida ONG, en este momento “Estados Unidos ya ha destinado el 8% de toda su flota mundial de buques de guerra a la misión en el Caribe… ha desplegado recursos militares que incluyen destructores con misiles guiados, cazas F-35B, drones MQ-9 Reaper, un grupo de asalto anfibio (con 4 mil 500 efectivos, incluidos unos 2 mil 200 marines), un submarino de propulsión nuclear y un buque de apoyo a operaciones de guerra especial”.

Adicionalmente la Casa Blanca publicó una autorización para hacer uso de fuerzas paramilitares de la CIA en territorio venezolano, además del cese de cualquier contacto o negociación con el gobierno de Maduro-a pesar de que parecería estar dispuesto a entregarle acceso a recursos naturales a Estados Unidos-según reportes periodísticos.

Van con todo. Y aunque este año ya no ganó el premio Nobel de la Paz, lo que menos quiere Trump, o por lo menos sus asesores, es una incursión militar.

Aunque las palabras del presidente Trump sean confusas y aseguren que este despliegue tiene que ver con atacar organizaciones “narcoterroristas”, todas las decisiones y pasos que se ha tomado hasta la fecha señalan que Trump quiere un cambio de régimen, preferiblemente con la salida voluntaria de Maduro a un tercer país. ¿Y la recompensa de 50 millones de dólares a quién facilite la captura del presidente venezolano? Un juicio público por narcotráfico obviamente no sería la mejor opción para Estados Unidos, aunque ciertamente la diáspora venezolana lo exigiría.

Todo este despliegue militar busca convencer a Maduro que tiene que salir del país, o será derrocado del poder- mediante un golpe de estado o una insurrección violenta, con pocas probabilidades de sobrevivir.

Por el bien de Venezuela y gobernabilidad en la región, esperemos que tome la decisión de retirarse lo más pronto posible.

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