Que la corrupción de Morena es por culpa de los neoliberales
No hay, en México, una cultura de hacerse responsable de los errores que se cometen.

Juegos de poder
No hay, en México, una cultura de hacerse responsable de los errores que se cometen. El impulso es a buscar pretextos o, peor aún, otros culpables. Se recurre a “escurrir el bulto” como popularmente se conoce a la práctica de evitar el desagradable reconocimiento de una falta y asumir los costos de la equivocación.
La 4T es muy mexicana en ese sentido.
Cuando descubrimos que hicieron algo mal, tienden a victimizarse. Ellos, pobres palomitas, no cometen errores. Ellos son, más bien, las víctimas de lo que hacen otros.
Ejemplos aparecen todos los días, como la editorial ayer de una miembro destacado de la 4T, Dolores Padierna, en El Financiero. No tiene desperdicio de cómo escurre el bulto.
Durante el Gobierno pasado de López Obrador, un grupo de pillos descubrió un nuevo negocio ilegal: El “huachicol fiscal”. Me refiero al contrabando de gasolinas y diesel desde Estados Unidos para evitar el pago de impuestos y venderlas a un precio menor en el mercado nacional.
El experto en energía Francisco Barnes de Castro calcula que este “negocito” ilegal le causó pérdidas al fisco de 10 mil 700 millones de dólares, es decir, 196 mil 773 millones de pesos durante el sexenio de López Obrador.
Estamos hablando de un delito que ejecutaron redes complejas y sofisticadas del crimen organizado con la complicidad de las aduanas encargadas a la Secretaría de Marina, autoridades fiscales y políticos en contubernio por comisión u omisión.
También existe información que parte de esta enorme renta ilegal acabó financiando campañas de Morena. No es gratuito, en este sentido, que Barnés haya descubierto que los años donde hubo más “huachicol fiscal” hayan sido precisamente en los que hubo elecciones federales, es decir, 2021 y 2024.
¿Quién es el culpable de este negocio ilegal que comenzó y floreció durante el sexenio de López Obrador?
A escena entra Dolores Padierna quien argumenta: Es la “herencia de la reforma energética de Peña Nieto”.
Tiene razón la hoy diputada morenista que durante ese sexenio se modificó la ley para permitir que los privados pudieran importar directamente gasolinas y diesel del extranjero para venderlas en nuestro País. Pero, obvio, para realizar dichas operaciones tenían que hacerlo de manera legal, es decir, pagando los impuestos correspondientes: IEPS e IVA.
Padierna utiliza esta liberalización del mercado para no asumir que fue el Gobierno de su partido el que permitió y hasta fomentó el “huachicol fiscal”. Dice al respecto: “El Estado perdió control efectivo sobre un sector estratégico. Pemex dejó de ser el único actor y el monopolio estatal de la comercialización se fragmentó en múltiples manos, sin capacidad real de supervisión”.
¿Quién es el responsable en ojos de la morenista?
“La liberalización derivó en un ‘caos regulatorio’ que terminó beneficiando a grupos criminales y redes de corrupción”, concluye la legisladora de la 4T.
Malditos neoliberales. De verdad se pasaron con eso de quitarle el monopolio de la distribución de gasolinas y diesel a Pemex abriendo la posibilidad de que los cuatroteístas no supervisaran bien ese mercado y acabaran encontrando y beneficiándose de un negocio ilegal que les dejó miles de millones de pesos de ganancias.
La culpa no la tenemos nosotros, los morenistas, que somos estatistas por haber fracasado en regular y fiscalizar el mercado de gasolinas y diesel importados. No, señor. La culpa es de los neoliberales demoniacos que permitieron la entrada de los privados a ese mercado.
No lo dice Padierna, pero se deduce de su texto que la solución es, entonces, regresarle a Pemex el monopolio de importación de combustibles.
¿No sería mejor, diputada, que el Gobierno castigara a los responsables de haberse robado tantos miles de millones de pesos de “huachicol fiscal” incluyendo a los políticos del sexenio pasado que lo toleraron o fomentaron?
Supongo que no le gusta la idea porque significaría reconocer el error y dejar muy mal parados a compañeros del movimiento.
Dios nos salve de que así sea. Acuérdense que las víctimas siempre son ellos, aunque en realidad hayan sido los culpables.
Igualito como cuando vimos el video del esposo de Padierna, René Bejarano, recibiendo dinero en efectivo del empresario Carlos Ahumada en 2004. En ese entonces argumentaron que ellos eran las víctimas de un complot de sus adversarios políticos quienes los querían desprestigiar. Ellos, pobres palomitas, no tenían responsabilidad alguna al haberse llevado los billetes salivando de emoción.
Lo dicho: Para el morenismo, los culpables siempre son otros.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann
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