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México: Emociones y política

Lissa, en colaboración con Áltica y El Instituto, llevó a cabo, bajo una nueva metodología, su primer estudio nacional sobre emociones y política.

Rubén Aguilar

El Laboratorio de Innovación e Investigación Social Aplicada (Lissa), en colaboración con Áltica y El Instituto, llevó a cabo, bajo una nueva metodología, su primer estudio nacional sobre emociones y política.

En la primera semana de octubre de 2025, se realizaron 2000 entrevistas en línea, a nivel nacional, para evaluar el clima político del País y sus implicaciones conductuales, específicamente en el ámbito electoral y de consumo.

La fotografía muestra que, ante la situación que atraviesa el País, por un lado, 39% de la población declara sentirse triste y 36% enojada; y sólo 15% dice estar tranquila y 4% alegre, y el 6% se muestra indiferente.

El balance emocional arroja 75% de emociones negativas frente a 19% de positivas. Estamos frente a México triste con una sociedad donde las emociones negativas duplican a las positivas.

Los ciudadanos anclan su estado emocional a su identidad partidista. Entre los simpatizantes de Morena aparece una mezcla inusual: Tristeza (39%) y tranquilidad (32%), conviven con alegría (10%) y enojo (10%).

Los ciudadanos identificados con partidos de la oposición (PAN-PRI-MC) están dominados por el enojo (51% promedio entre los tres grupos) y la tristeza (44%), con casi nula tranquilidad.

Y los no se identifican con ningún partido, comparten el enojo (52%) de la oposición, pero con más tristeza (35%) e indiferencia (6.3%).

En resumen: El morenista medio está melancólico, pero muestra tranquilidad; el opositor, está indignado; el apartidista, indolente y frustrado.

Por nivel socioeconómico las clases baja y media-baja, están tristes (41-43%) y enojado (34–40%), esto, de acuerdo al estudio, refleja precariedad, inseguridad y expectativas incumplidas.

En la clase media también predominan la tristeza y el enojo (36% en ambos casos). En la media alta desciende la tristeza (35%) y crece la tranquilidad (23%), mientras que entre la clase alta predomina el enojo.

Por sexo, la mitad de las mujeres dice sentirse triste, mientras que el 30% expresa enojo ante la situación del País. Y los hombres manifiestan su malestar como enojo (42%), y el 27% como tristeza. El 21% muestra tranquilidad.

Todos los grupos etarios expresan mayoritariamente emociones negativas, como tristeza y enojo. Los jóvenes de 18-29 años destacan por ser lo que más indiferencia muestran ante la situación del País en comparación con el resto de grupos.

Entre personas de 30-44 años, las emociones positivas son más bajas que en el resto de las edades y es donde más dominan la tristeza (48%) y el enojo (35%). Entre 45-59 años, la gente expresa 33% de tristeza y 35% de enojo, con un 20% de tranquilidad.

Los adultos mayores son el grupo que más siente alegría (9.3%) y tranquilidad (27%), aunque siguen predominando la tristeza (25%) y el enojo (37%).

Los datos del estudio revelan una paradoja. Cuando se pregunta por la situación económica comparada con la de los padres, 64% dice vivir mejor y sólo 30% peor.

Ahora seis de cada 10 mexicanos viven mejor que sus padres, pero tres de cada cuatro se sienten tristes o enojados. La tristeza no viene sólo de la pobreza, sino de la frustración relativa: De ver progreso sin justicia, bienestar sin seguridad, crecimiento sin comunidad. No sufrimos por carencia, sino por comparación.

Hemos avanzado materialmente, pero no simbólicamente: Falta sentido, propósito y horizonte común. Y esa brecha entre bienestar material y bienestar emocional será el nuevo campo de batalla política, plantea la investigación.

Rubén Aguilar Valenzuela

@RubenAguilar

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