El México antidemocrático
Es de una gigantesca hipocresía el querer la democracia para los mexicanos, pero no para los venezolanos y cubanos.

Era una oportunidad única para apoyar y felicitar a una mujer que lucha por la democracia, que defiende los derechos humanos y que acababa de ganar el Premio Nobel de la Paz. Pero cuando le preguntaron a Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, sobre el extraordinario reconocimiento que había recibido la lideresa venezolana, María Corina Machado, Sheinbaum sólo dijo: “Sin comentarios”. Fue una oportunidad desaprovechada para promover la democracia en América Latina y un triste ejemplo de cómo sigue existiendo un México antidemocrático que defiende abiertamente a dictaduras como la de Venezuela y Cuba.
Es de una gigantesca hipocresía el querer la democracia para los mexicanos, pero no para los venezolanos y cubanos.
Y hay que escribir de esto porque sorprende que una mujer que llegó al poder con el voto libre no apoye a otra que quiere exactamente lo mismo para su país. A México le costó mucho su democracia. De hecho, Sheinbaum llegó al poder gracias a una lucha de décadas. Por eso brinca que el actual gobierno mexicano, al igual que el anterior de Andrés Manuel López Obrador, no se atreva a criticar las tiranías en Cuba y Venezuela, responsables de miles de asesinatos, fraudes electorales y en cuyas cárceles languidecen prisioneros políticos.
Y aunque Sheinbaum dijo que no quería hacer más comentarios, los hizo. “Nosotros defendemos lo que defiende la constitución: la autodeterminación de los pueblos”, agregó. “Así como nosotros no queremos que nadie intervenga en las decisiones de nuestro país - de cómo nos gobernamos - así debe ocurrir en todos los países”. Pero eso es exactamente lo que quieren Machado y millones de venezolanos: que los dejen decidir el futuro de Venezuela y que la última palabra no la tenga un brutal dictador y su cuadrilla de asesinos.
Estoy en contra de una invasión estadounidense en Venezuela al igual que de cualquier operación militar. Estados Unidos tiene una larga, sangrienta y tristísima historia de intervenciones en América Latina, y nada de eso se debe repetir. Creo, sin embargo, que las naciones democráticas del continente deben presionar, de distintas maneras, para que las dictaduras en Nicaragua, Cuba y Venezuela se rompan desde dentro.
Y eso no es apoyar ideas golpistas. Así como había que criticar y derrotar las dictaduras militares en Argentina y Chile, ahora hay que hacer lo mismo con los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. La izquierda mexicana nunca ha entendido el daño que le hace proteger a dictadores como los hermanos Fidel Castro y Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel, Hugo Chávez y Nicolás Maduro. ¿Aceptarían los mexicanos en este 2025 vivir bajo dictaduras como las de Díaz-Canel y Maduro? ¡Por supuesto que no! Entonces, ¿por qué el gobierno mexicano los sigue apoyando económica y diplomáticamente? El embargo estadounidense a la isla no justifica una dictadura desde 1959.
Sheinbaum no se ha atrevido a romper con los prejuicios ideológicos de López Obrador. En una entrevista que le hice antes de las elecciones del 2018, López Obrador se negó repetidas veces a decir que Nicolás Maduro era un dictador. “No lo voy a juzgar”, me dijo. “No quiero meterme en ese asunto”. Ahora Sheinbaum hace lo mismo que AMLO, y se niega a criticar a uno de los principales violadores de los derechos humanos del mundo.
Estas fuertes tendencias antidemocráticas en México -como lo es defender y cooperar con dictaduras- se suman a la enorme acumulación de poder del partido gobernante, MORENA, que cada vez más se parece al viejo PRI y que, con la reciente y polémica reforma judicial, ahora controla la presidencia, el congreso y las cortes. Las democracias hay que cuidarlas. Y estas expresiones autoritarias preocupan mucho.
Además, México -y no el presidente Donald Trump- podría ayudar enormemente en una transición a la democracia en la isla caribeña y en el país sudamericano. Pero al apuntalar públicamente a sus dictadores, sólo retrasan e intensifican el sufrimiento de millones de cubanos y venezolanos.
Es increíble que en este 2025 todavía haya quien defienda a dictadores. Y más cuando se trata de países, como México, que sufrió durante 71 años de un sangriento, asesino, fraudulento y represivo sistema autoritario. El entorno de la presidenta de México ha sido muy sensible a las críticas de que ella no se ha separado de la influencia de su predecesor cuando, por ejemplo, ha dejado atrás la desastrosa estrategia de (in)seguridad de “abrazos, no balazos”. Por eso sería refrescante y muy saludable para la joven y vulnerable democracia mexicana que su presidenta, un buen día, dijera que no apoya las dictaduras de Cuba y Venezuela.
¿Por qué es tan difícil decir: “Felicidades por tu premio, María Corina”?
Jorge Ramos, periodista ganador del Emmy, director de noticias de Univision Network. Ramos, nacido en México, es autor de nueve libros, el más reciente es “A Country for All: An Immigrant Manifesto”
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