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La falla estuvo en la prevención

...los gobiernos no tienen la culpa de las precipitaciones pluviales, pero sí responsabilidad por la falta de prevención que magnifican las consecuencias negativas de un fenómeno natural.

Leo Zuckermann

Juegos de poder

A mediados de 2007 escribí que México se había convertido en un país exitoso para enfrentar huracanes. Así lo demostraban las cifras. Cuando “Wilma” azotó en el 2005, aquí habían ocurrido ocho muertes que lamentar mientras que, en Estados Unidos, con todo y su gran desarrollo económico, habían sumado 35.

Luego vino el huracán “Dean”, incluso mayor que “Wilma”, en el que se reportó el fallecimiento de dos personas. Se trataba de resultados muy favorables tomando en cuenta que se trataba de un ciclón categoría cinco en la escala Saffir-Simpson, la de mayor peligrosidad.

Comentaba que el éxito para minimizar pérdidas humanas y materiales se debía a la eficaz combinación de varios factores. El primero, era tecnológico. Gracias a los satélites que están constantemente monitoreando el clima, pudo saberse, con días de anticipación, de la formación y desarrollo de los huracanes.

Esto permitió conocer, con días de anticipación, que venía un huracán y, por tanto, se comenzaron a tomar las medidas preventivas necesarias. Medidas donde participaron los tres niveles de Gobierno. En ese entonces, existían planes de protección civil diseñados y probados en casos de huracanes.

En esa ocasión aplaudí la eficacia gubernamental porque, en las situaciones de emergencias, es cuando más se necesita al Gobierno. En comparación ahí estaba el vergonzoso fracaso de las autoridades de los Estados Unidos que no supieron qué hacer frente al huracán “Katrina” que devastó Louisiana.

Menciono esto por lo que sucedió en días pasados en cinco estados donde lluvias atípicas causaron inundaciones catastróficas dejando 64 muertos y 65 desaparecidos.

Obvio que los gobiernos no tienen la culpa de las precipitaciones pluviales, pero sí responsabilidad por la falta de prevención que magnifican las consecuencias negativas de un fenómeno natural.

Y no se trata, creo, de criticar al Gobierno pasado por la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que era el mecanismo que tenía el Gobierno mexicano para apoyar la atención y recuperación ante desastres naturales.

López Obrador liquidó este fideicomiso y sus reglas de operación, como tantas cosas en México, argumentando la existencia de corrupción. Nunca persiguieron a los culpables de la presunta corrupción y, de hecho, el encargado del Fonden durante el sexenio de Peña, José María Tapia Franco, se convirtió en morenista y compitió como candidato de ese partido a la alcaldía de Querétaro.

Ahora, en medio de la crisis por las lluvias en cinco estados, se critica la desaparición del Fonden en 2021. Considero errada esta crítica. Al final del día, el Fonden servía expost cuando ocurría un desastre natural. Ya veremos si el Gobierno de Sheinbaum tiene los mecanismos para apoyar a las víctimas de este desastre natural. Igual y lo hace mejor que con el Fonden, igual y no. Ya tendremos oportunidad de evaluarlo.

En todo caso, lo que habría que criticar es la falta de prevención, lo que precisamente hace años aplaudía de los gobiernos federal y locales en el caso de los huracanes.

Para empezar, es evidente que los gobiernos fracasaron en avisarle de lo que vendría a la gente que potencialmente sería afectada.

¿Qué pasó con el Centro Nacional de Prevención de Desastres, el organismo técnico especializado en monitoreo, análisis de riesgos y capacitación que vigila fenómenos como sismos, erupciones volcánicas, huracanes, lluvias extremas e inundaciones, además de emitir alertas tempranas?

¿Dónde quedó la Coordinación Nacional de Protección Civil que es el órgano central encargado de organizar la prevención, preparación y respuesta ante desastres?

¿Por qué no operó el Sistema Nacional de Protección Civil que integra a todos los niveles de Gobierno coordinando a la Federación, estados, municipios y fuerzas armadas a fin de evacuar los lugares que serían afectados?

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que monitorea ciclones, lluvias, frentes fríos y temperaturas extremas, sí avisó que venían precipitaciones extremas. Las autoridades de protección civil, sin embargo, no tomaron las precauciones necesarias frente a las inminentes tormentas.

¿Por qué no se activaron los protocolos?

¿Qué falló?

El asunto recuerda al fracaso gubernamental con el huracán “Otis” hace dos años. Al amanecer del 24 de octubre de 2023, el ciclón experimentó una intensificación acelerada documentada por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. Ya el 25 de octubre era un huracán categoría cinco que pegó directamente en Acapulco a primeras horas de la mañana.

Los gobiernos tuvieron por lo menos 24 horas para avisar a la población y emprender una operación relámpago. No lo hicieron y las consecuencias fueron catastróficas.

Como tantas cosas en México, en materia de prevención ante desastres naturales parece que vamos como los cangrejos: Avanzando hacia atrás.

Leo Zuckermann

X: @leozuckermann

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