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Visas, fuentes anónimas y enrarecimiento

Estados Unidos está usando el retiro de visas a políticos, funcionarios y opinantes mexicanos como instrumento de amedrentamiento y estigmatización.

Julio Hernández López

ASTILLERO

Estados Unidos está usando el retiro de visas a políticos, funcionarios y opinantes mexicanos como instrumento de amedrentamiento y estigmatización.

Desde luego, está en su derecho soberano de negar o aprobar documentación para ingresar a su país y, cuando así lo estime, retirar tales permisos a su absoluta decisión discrecional. Pero más allá de una rutina burocrática o una revisión generalizada, sin cargas intencionales, el tema de las visas ya forma parte del proceso de enrarecimiento político y social que mantiene el trumpismo desde el primer día de su segundo periodo de gobierno, en este caso pretendiendo ligar a los “desvisados” con hechos criminales pero, sobre todo, al Estado mexicano, a la “narcopolítica” supuestamente practicada solo al sur de Estados Unidos.

En ese contexto ha de leerse un propicio texto esparcido ayer a título de nota informativa por Reuters (https://goo.su/XOaze), que, con la amplitud propia de esa agencia internacional, instaló la versión de que “a más de 50 políticos del partido gobernante Morena se les han revocado las visas, así como a decenas de funcionarios de otros partidos políticos”.

¿La fuente que sustenta tal afirmación?: “un destacado político mexicano del oficialismo”. Así, sin más. Sin identificación alguna, en pleno ejercicio del estilo anabelesco o rivapalatino. Solo se menciona que ese “destacado político” fue “una de las fuentes” del texto que abunda en señalamientos adjudicables a la nebulosidad que cualquier redactor desee invocar. Quienes leen esta columna podrían elaborar sus propias “notas” periodísticas a conveniencia, con tan solo argumentar que las “fuentes” informativas pidieron no ser identificadas, para poder hablar con soltura.

El dato del medio centenar de morenistas sin visa, y decenas de opositores en igual orfandad documental, podría ser cierto y confirmarse más adelante (se conocen algunos casos, como el de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda), sin que ello mengüe la irresponsabilidad profesional o la intencionalidad política de tales párrafos, acreditados en general a voces “anónimas” y salpicadas con referencias de personajes con nombre y apellido que dieron declaraciones formales que no sustentaron el señalamiento preciso de las decenas sin visa sino visiones generales sobre el tema.

Pero, en el momento de emitir tal “nota”, la citada agencia, como hacen otros medios, marcadamente algunos de los más relevantes de Estados Unidos, no tuvo la pulcritud profesional de señalar que solo era una versión anónima lo que tituló a todo vuelo como un hecho: “EU revoca visas a más de 50 políticos mexicanos en nuevo frente de guerra contra las drogas”, con un sumario: “La medida generó una discreta conmoción entre la élite política mexicana”.

Todo ello, y la entrada de la “nota” con temporalidad verbal definitiva, era solo una versión, supuestamente emitida por tan solo una voz en el conjunto de anonimidad que, así, resulta absolutamente refutable, y manipulable; una nada “discreta conmoción” periodística.

En esa misma línea, The New York Times ha publicado de manera destacada que las acciones de Estados Unidos contra grupos criminales estarían preocupando a México, a tal grado que valdría preguntarse si las próximas acciones bélicas de la nación imperial irían contra objetivos mexicanos y no solo contra venezolanos o caribeños. En el cuerpo de la nota hay un atenuamiento evidente del encabezado beligerante.

Cabe, en este repaso, advertir de la reproducción en algunos medios de Estados Unidos de las supuestas amenazas de muerte a ciudadanos de ese país que se habrían realizado en Baja California Sur. Sembrar confusión, difundir informaciones “anónimas” y pavimentar el camino para decisiones agresivas que tomara la Casa Blanca contra México es parte de ese juego de conmoción nada discreta. ¡Hasta mañana!