Inmunidad por ser “de izquierda”
Uno de los rasgos más vergonzosos de la izquierda supuestamente democrática es la tolerancia y hasta el cariño que le tienen a regímenes dictatoriales.

Juegos de poder
Uno de los rasgos más vergonzosos de la izquierda supuestamente democrática es la tolerancia y hasta el cariño que le tienen a regímenes dictatoriales. No a todos, sino a los que también son “de izquierda”, es decir, los que ondean la bandera de la justicia social.
A estos regímenes les perdonan todo. Tienen inmunidad por ser “de izquierda”. Llegan al extremo de defenderlos.
No importa que prohíban las libertades más básicas, que censuren opiniones divergentes, repriman a los que se manifiestan en su contra, se roben las elecciones o de plano prohíban la participación de la oposición, encarcelen a los disidentes y hasta los maten si así es necesario.
Todo se vale porque, a final del día, los gorilas de las dictaduras de izquierda tienen el noble objetivo de lograr la justicia social. Gozan de protección ideológica.
Las intenciones son las que cuentan, no los resultados. Serán unos matones, pero tiene un gran corazón igualitario. Son compañeros, camaradas, correligionarios. Merecen, por tanto, una solidaridad incondicional.
Penoso que sigan tolerando y defendiendo al régimen castrista de Cuba y al bolivariano de Venezuela.
Dos países quebrados económicamente donde no existen las mínimas libertades. Cada vez hay menos cubanos y venezolanos que quieren vivir así y, por eso, migran en enormes cantidades. Se calcula que entre 20% y 25% de la población cubana actual abandonó la isla desde la Revolución. En el caso del Venezuela, el porcentaje es mayor, el 27.5%, y en menor tiempo.
Pero, aquí en México, todavía hay muchos izquierdistas que se atreven a defender a estos regímenes políticos. No importa lo que hagan. Todo se justifica en pos de la creación del nuevo hombre en una sociedad igualitaria.
No es nueva esta característica de la izquierda. En su momento, también defendieron al estalinismo en la Unión Soviética. Al gran líder le aplaudieron, incluso, cuando firmó un acuerdo con Hitler para tragarse la mitad de Polonia. Ensordecieron frente a los millones de muertos del régimen represivo de Stalin. Lo mismo hicieron con Mao en China. La gente siempre les importó un comino. Lo relevante era la Revolución como ideal político.
Ahora están como locos con la decisión del Comité del Parlamento noruego que le otorgó el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado. No lo pueden creer.
¿Cómo es posible que los nórdicos le hayan dado este reconocimiento a la “bruja demoníaca” como la tildó el dictador Nicolás Maduro de Venezuela?
Pues sí, señores autoritarios de la izquierda, vaya que Machado se lo merece.
Por muchas razones.
Esta mujer se ha convertido en el símbolo de la resistencia de un régimen dictatorial que ha quebrado a una de las naciones más ricas del mundo.
Venezuela es el país con las reservas probadas de petróleo más grande del mundo (por arriba de Arabia Saudita). Y, sin embargo, este país se encuentra en el lugar 133 en término de Producto Interno Bruto per cápita ajustado por paridad de poder adquisitivo con alrededor de 3 mil 500 dólares al año por habitante.
En términos nominales, el PIB per cápita de Venezuela ha caído entre 57% desde 1998 cuando comenzó el régimen de la Revolución Bolivariana y 79% desde el pico que tuvo esta variable en 2012. Se trata de una de las caídas más profundas de la historia reciente de América Latina.
Eso sí, ahora son más igualitarios que antes porque todos son más pobres.
En el ámbito político, el régimen de Maduro simple y sencillamente se robó las últimas elecciones presidenciales, con todo y que no dejaron competir a Machado como la candidata opositora.
La oposición digitalizó el 85% de las actas y las puso a disposición del público en Internet demostrando que Edmundo González obtuvo el 67% de los votos frente al 30% de Maduro. Sin embargo, las autoridades electorales, controladas por el régimen, sin prueba alguna, le dieron el triunfo al dictador con un fraudulento 51%.
González se exilió, Machado vive en la clandestinidad y los que se atrevieron a manifestarse en contra del robo de las elecciones fueron brutalmente reprimidos resultando al menos 24 muertos y más de 2 mil detenidos.
Ciegos frente a esta realidad, hay izquierdistas en México que siguen defendiendo lo indefendible. No pueden concebir que María Corina haya sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz por su heroico combate en favor de la restauración de la democracia liberal en su país. Incluyo, aquí a nuestra Presidenta quien se alineó a las fuerzas cavernarias de la izquierda escondiéndose detrás el argumento ñoño de la autodeterminación de los pueblos.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann
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