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Rescatando la Secretaría de la Marina y de la Defensa

Corrupción sistemática dentro de las fuerzas armadas debilita la credibilidad y su capacidad de enfrentar las amenazas que enfrenta el País.

Ana María Salazar

Corrupción sistemática dentro de las fuerzas armadas debilita la credibilidad y su capacidad de enfrentar las amenazas que enfrenta el País. La comandanta suprema tomó los primeros pasos ante la crisis de corrupción que estalló por la investigación de las prácticas del huachicol fiscal. En el puerto de Veracruz, en la conmemoración del 204 aniversario de la Armada de México y frente a los altos mandos de la Secretaría de Marina, la presidenta Sheinbaum señaló que: “Lo contrario a la honestidad es la corrupción, la cual debe verse siempre como lo que es, una traición a todos los valores. La corrupción es deslealtad, por eso no puede tener cabida en nuestras instituciones, por eso debe sancionarse con firmeza y al mismo tiempo enaltecer la honestidad como principio de vida”.

Estas declaraciones deben de entenderse por lo que son: Una orden de la comandanta suprema que los marinos y soldados tienen que acatar.

La pregunta ahora es ¿qué pasos tomarán la Secretaría de la Marina y de la Defensa para investigar, identificar y castigar a los mandos que permitieron lo que parece ser uno de los escándalos más graves que han afectado las fuerzas armadas? Pero más importante todavía es cómo asegurar que las fuerzas armadas no sigan corrompiéndose por prácticas que se implementó durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, prácticas de corrupción que aparentemente fueron avaladas por los secretarios y mandos anteriores a la llegada de la presidenta Sheinbaum.

Cuando Andrés Manuel López Obrador ordenó a las fuerzas armadas tomar responsabilidad sobre aduanas y Guardia Nacional además de sus proyectos emblemáticos, como la Refinería Dos Bocas, el Aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, sin la supervisión y transparencia que obviamente requieren estos megaproyectos, la corrupción rampante era de esperarse. Pero lo más grave es que la corrupción fue ordenada desde el Ejecutivo, o personas vinculadas al mismo López Obrador. Y aunque la presidenta Sheinbaum hasta la fecha continúa protegiendo el legado del ex Presidente, esto no significa esa protección se extienda a todos los involucrados. Se abrió caja de Pandora de donde escapan los demonios con señalamientos de corrupción que podría afectar mandos de todos los niveles y políticos cercanos a la Cuarta Transformación.

La corrupción mata, ya sea por la construcción de estructuras defectuosas o porque los involucrados toma pasos extraordinarios para protegerse. Y en el caso del huachicol fiscal hay indicios del involucramiento de marinos matando a sus compañeros.

Por eso es tan, tan grave la corrupción dentro de las fuerzas armadas: En lugar de hacer uso de la fuerza para proteger a la población, lo pueden usar para defender sus intereses económicos. En lugar de tener como prioridad la defensa de la democracia y sus instituciones, los militares corruptos usan su poder para enriquecerse.

Y aunque las declaraciones de la Presidenta fueron importantes, ahora hay que traducirlos a una estrategia anticorrupción que abarque todos los mandos y un mensaje de tolerancia cero. Debe de incluir una investigación inmediata y exhaustiva de todos los mandos involucrados en los proyectos emblemáticos del sexenio pasado. El ex secretario de la Marina aseguró que pidió una investigación del posible involucramiento de sus familiares en el huachicol fiscal. Su comentario es una canallada. Cualquier militar sabe que tenía el poder de ordenar la investigación interna y de ser necesario el arresto de todos los involucrados. No es necesario esperar que la justicia civil resuelva la corrupción militar. De hecho, ante la disfuncionalidad del aparato de justicia gracias a la elección de jueces, hay que asumir que la participación de la justicia civil será mínima. De hecho, hay un componente político que sólo podrá ser resuelta por la Presidenta ante la realidad del involucramiento de personajes relevantes de la Cuarta Transformación. Por eso urge que la comandanta suprema entienda la magnitud y cuantos estarían involucrados.

Pero el paso más importante y que tendría un impacto inmediato y que podría reducir actividades de corrupción hacia el futuro: Apostar a una política de transparencia. La presidenta Sheinbaum necesita ordenar que no sólo los contratos del anterior Gobierno sean transparentados. De ahora en adelante deberán hacerse públicos (con algunas excepciones reales de seguridad nacional) todos los contratos firmados y avalados por la Secretaría de la Marina y de la Defensa. Mejor todavía.

La transparencia ayuda a depurar instituciones y previene actos criminales hacia el futuro. Y aunque suene contraintuitivo, la transparencia podría ser la mejor forma de rescatar la credibilidad y la capacidad de las fuerzas armadas en el País.

Ana María Salazar

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