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¿Está muerto el T-MEC?

Estados Unidos está violando el T-MEC. Ha impuesto todo tipo de aranceles.

Leo Zuckermann

Juegos de poder

No, el T-MEC no está muerto.

Está tan vivo que es lo que le ha permitido a México seguir exportando hacia Estados Unidos con una tasa de arancel efectiva de alrededor del 4%.

Antes que entrara Trump a la Presidencia de Estados Unidos, esta tasa era casi cero. Ahora se pagan más aranceles, pero, comparativamente con otros países, el nuestro tiene una carga impositiva menor. Esto es gracias al acuerdo trilateral de libre comercio que sigue vigente. La mayoría de las exportaciones mexicanas están entrando al vecino del Norte bajo el paraguas del T-MEC.

Muy bien.

Sin embargo, Estados Unidos está violando el T-MEC. Ha impuesto todo tipo de aranceles. Por eso ha subido la tasa efectiva. Hay sectores económicos que han sufrido un incremento importante en las tarifas como la producción de acero, aluminio y cobre, más la industria automotriz.

En el ánimo de no enfrentarse con Trump, el Gobierno mexicano ha decidido pasar por alto las violaciones al tratado. No ha utilizado los mecanismos de resolución de controversias del T-MEC para defenderse del aumento unilateral de los aranceles. En este sentido, aunque vivo, el tratado parece enfermo.

¿Curable o mortal?

Ésa es la pregunta.

Ni duda cabe de la enfermedad del T-MEC a la que podríamos denominar “proteccionismo comercial”. A diferencia de sus antecesores, el presidente Trump no cree en el libre comercio. Tiene una visión mercantilista del siglo XIX. Cree que su país puede ganar más poniendo aranceles con el fin de salvaguardar a la industria manufacturera de ese país que efectivamente está en declive porque, como toda economía desarrollada, Estados Unidos hoy exporta más servicios que bienes de consumo.

Esa visión proteccionista no va a cambiar de aquí a que termine Trump su periodo presidencial. Ergo, el T-MEC estará enfrentando esa enfermedad. Regreso, entonces, a la pregunta: ¿Es pasajera o en algún momento el paciente fenecerá?

El Gobierno de Estados Unidos está enviando todas las señales de su intención de enterrar al T-MEC.

Antier, el presidente Trump abrió la posibilidad de que termine el tratado trilateral para pasar a uno bilateral con México y otro con Canadá. Esto es lo que más le conviene a Estados Unidos al ser la economía más fuerte de las tres. En las negociaciones puede presionar más a sus vecinos por separado.

Creo que por ahí va la tirada de Trump. Si es así, la enfermedad actual del T-MEC efectivamente será terminal. En el mejor de los casos, daría paso a un nuevo tratado bilateral con México.

Estados Unidos ya está presionando a México en diversos temas. Así lo reveló el Representante Comercial de la Casa Blanca, Jamieson Greer, el pasado 3 de octubre. Se quejó de que México “juega con otras normas y no se vale”. En particular señaló tres sectores clave en los que, según Estados Unidos, nuestro país está incumpliendo con el tratado: Energía, telecomunicaciones y agricultura.

A los estadounidenses no les gusta la visión estatista que tiene el Gobierno mexicano en el sector energético con la dominancia de los dos monopolios públicos del Estado (Pemex y CFE).

También han visto cómo una de sus grandes empresas de telecomunicaciones, AT&T, ha perdido hasta la camiseta en sus inversiones en México por no poder competir en igualdad de circunstancias en contra del monopolio de Carlos Slim protegido por las autoridades gubernamentales.

Y en el caso de la agricultura, ahí está toda la tontería de prohibir la importación de maíz transgénico desde Estados Unidos sin evidencia científica que lo justificara. El asunto generó un conflicto que precisamente fue resuelto a favor del vecino del Norte en un panel del T-MEC.

Greer es el jefe negociador de los estadounidenses en el proceso de revisión del T-MEC que formalmente comenzará el primero de julio de 2026 pero que, en la práctica, ya empezó. El mismo reconoció que ya están ocurriendo las discusiones con nuestro Gobierno sobre los temas que preocupan a los estadounidenses.

“Confiamos en que en el mes próximo estaremos en condiciones de saber cuál es la posición de México en estos asuntos”, dijo. Así que pronto sabremos hasta qué punto el Gobierno mexicano está dispuesto a relajar su estatismo energético, combatir las prácticas monopólicas de Slim en las telecomunicaciones y abandonar la superchería de los transgénicos para salvar a un T-MEC que está vivo, pero enfermo.

Leo Zuckermann

X: @leozuckermann

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