Tenía razón; Él era el fresa
Desde que resultó electa candidata a la Presidencia por Morena comenzó la ofensiva mediática...

ITINERARIOS
Desde que resultó electa candidata a la Presidencia por Morena comenzó la ofensiva mediática para frenarla primero, para derrotarla en las urnas después, y para descalificarla y tratar de anularla una vez que ganó la Presidencia.
Una mezcla de misoginia, odio, mezquindad, arrogancia e ignorancia han caracterizado, desde entonces, la andanada de ataques lanzada en su contra por intelectuales, columnistas y comentaristas de radio y TV.
Nunca entendieron que, a diferencia de otros precandidatos de su propio partido, ella no tenía que llenar los zapatos de Andrés Manuel López Obrador.
No fueron capaces de darse cuenta de que a Claudia Sheinbaum Pardo le bastaba con echarse su historia de vida y de lucha a cuestas y ponerse sus propios zapatos de tacón, para entrar a Palacio y hacer historia.
Mintieron y siguen mintiendo las y los que insistieron en que López Obrador, desde Palenque, es el que manda. Como timoratos se exhibieron quienes insistieron en que, “para ser ella”, tendría por fuerza que desmarcarse o incluso romper con él.
Lo mismo sucedió a quienes apostaron a que sería, la suya, una gestión débil, titubeante, moderada y a quienes tuvieron la ocurrencia de pensar que, por ejemplo, la Reforma al Poder Judicial era solo una “herencia maldita” de su antecesor.
Fallaron radicalmente los pronósticos de esas y esos que la creyeron sin el carisma necesario para atraer a las multitudes o sin la fuerza suficiente para tratar con Donald Trump.
No les veo pedir perdón a sus lectores, a quienes les escuchan, a quienes les ven.
Ni los casi 36 millones de votantes que la llevaron a la Presidencia.
Ni su manera serena pero, firme y contundente, de enfrentar a los adversarios y de llamar a las cosas por su nombre.
Junior tóxico le dice, por ejemplo, a Claudio X, capo le llama a Romero, prófugo a Anaya, vendepatrias a Téllez, Alito y Calderón.
Ni su lucha inteligente y tenaz por las reformas que amplían históricamente los derechos democráticos.
Ni su defensa de la soberanía en estos tiempos de canallas.
Ni los resultados de los primeros 365 días de su gestión que parecen toda una vida.
Ni lo que pasa en plazas y calles de pueblos y ciudades de todo el país con esas multitudes que la rodean, la apretujan, la escuchan, la abrazan, se ven en ella y donde se entiende que, en efecto y como ella dice, “no llego sola”.
Ni el Zócalo a reventar les hace reconocer que, con Claudia, se equivocaron, que no la entienden y que Andrés Manuel tenía razón cuando decía que ella era lo mejor que le podía pasar a México y cuando les advertía: “yo soy el fresa”.
EPIGMENIO IBARRA
@epigmenioibarra
Periodista y productor. Fundador de la productora Argos. Corresponsal de guerra entre 1980 y 1990 / Escribe todos los miércoles su columna “Itinerarios”