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Eventos que a nadie engañan

Los tímidos vislumbres que hemos creído advertir de independencia de la mandataria frente a su antecesor se estrellan contra sus juramentos de fidelidad eterna e indisoluble unión con López Obrador.

. Catón

De política y cosas peores

Una linda chica invitó a Babalucas a visitarla en su departamento. Lo hizo sentarse en el amplio sillón de la sala y le dijo: “Voy a ponerme algo más cómodo”. Regresó a poco cubierta sólo por un traslúcido negligé de encaje negro que dejaba a la vista todas sus formas, sobre todo las más bien formadas. La chica disminuyó la intensidad de la luz, se sentó al lado de su visitante y puso una de sus desnudas piernas sobre las de él. Babalucas le dijo: “Tendrás que perdonarme, pero no puedo hacer nada para frenar las exigencias de mi naturaleza”. “Procede” -lo autorizó ella ofreciéndole los labios en voluptuoso gesto pasional. Babalucas, entonces, se puso en pie: “Voy a ver qué hay en el refrigerador”. “Soy muy casera -le comentó una actriz de Hollywood a otra-. Cada vez que me divorcio me quedo con la casa”. El experimentado abuelo le daba consejos de vida a su nieto mayor: “Llegarás a la edad en que el vino, las mujeres y el canto serán algo pesado para ti. Cuando te veas en ese caso deja el canto”. Las encendidas loas que Claudia Sheinbaum tributó a López Obrador en el autocomplaciente y oneroso concilio de acarreados en el Zócalo, fueron una evidencia más de que en México existe un maximato. Ni Emilio Portes Gil ni Pascual Ortiz Rubio ni Abelardo Rodríguez dedicaron a Calles tan obsequiosos y rendidos conceptos como los que la Presidenta tuvo para su antecesor. Cada día que pasa se pone de manifiesto en mayor medida que la que recibió el bastón, pero no el mando, vive en el Palacio Nacional, pero quien realmente sigue detentando el poder vive en Palenque. Las manifestaciones multitudinarias como ésa del domingo deberían desaparecer. Exhiben el subdesarrollo político en que aún vive nuestro País. Son farsas que a nadie engañan ya, tinglado de simulaciones a cuyos obligados asistentes se les da una torta y un refresco en compensación por su asistencia, su presencia y su paciencia. La nota relevante del mitin del domingo fue la encorralada de los capitostes de Morena, todos sumisos cortesanos de AMLO, entre ellos uno de sus hijos y su postizo hermano tabasqueño. Eso en manera alguna debe verse como un gesto de independencia de la Presidenta frente al caudillo de la 4T. Tiene visos más bien de haber sido una soterrada vendetta de la señora Sheinbaum contra quienes alguna vez osaron darle la espalda para tomarse una pueblerina selfie. Ningún indicio vemos de depuración y avance en la vida nacional. Los tímidos vislumbres que hemos creído advertir de independencia de la mandataria frente a su antecesor se estrellan contra sus juramentos de fidelidad eterna e indisoluble unión con López Obrador. La impunidad de que goza el tal Adán Augusto, pese al aplastante peso de sus muchas turbiedades seguirá pesando sobre las afirmaciones de la Presidenta en el sentido de que quien robe los dineros del pueblo será perseguido y castigado. Vivimos en la mentira, es la verdad. Los desabrimientos conyugales de don Cucoldo no tienen final. El otro día llegó a su casa y sorprendió a su casquivana cónyuge entrepernada con un tipo con quien al parecer tenía relación de tiempo, pues él la llamaba a ella “mamacita”, y ella le decía a él “cochototas”. A la vista de ese espectáculo de claro tinte adulterino don Cucoldo prorrumpió en dicterios contra el individuo. Lo menos que le dijo fue “cab…”. Replicó el sujeto: “Usted tiene la culpa, caballero, de encontrarme así. Usa zapatos con suela de goma en vez de usar otros que hagan ruido, para así poder oírlo y esconderme a tiempo”. (Nota. Está comprobado que en el tiempo en que los zapatos rechinaban era menor el número de divorcios). FIN.